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sábado,
11 de
noviembre de
2006 |
Agroindustria. Firmas multinacionales volvieron a posicionarse en la región
La industria láctea no escapa a la extranjerización
A pesar de las dificultades que cíclicamente atraviesa, la lechería argentina es una de las pocas fronteras de expansión productiva para el mercado internacional. Es por eso que en los últimos tiempos se aceleraron los desembarcos de empresas extranjeras que, con capital fresco, aprovecharon la situación de debilidad en la que quedaron industrias locales luego de la crisis.
La operación de este tipo más reciente fue la asociación, en julio, de Milkaut con la firma francesa Soparind Bongrain. Mediante esta incorporación la empresa santafesina logró complementar sus líneas de producción y desarrollo comercial, acrecentando su participación en el mercado.
En 2004, la empresa canadiense Saputo desembarcó en el país al comprar la láctea Molfino a Pérez Companc, luego de que ese grupo comprara La Paulina. Más recientemente, los canadienses Pérez Companc de Molfino invirtieron 54 millones de pesos para continuar con la ampliación de las plantas de Tío Pujio y Rafaela.
Más atrás en el tiempo, la neocelandesa Fonterra desembarcó en el país al asociarse con Nestlé para la exportación a América latina y con la misma Sancor en distintos negocios de exportación.
La pionera en la negociación con capitales externos fue La Serenísima, que en los 90 vendió parte de su negocio a los franceses de Danone. En todo este proceso también hubo deserciones por parte de empresas multinacionales. El caso más emblemático es el de la italiana Parmalat, que cayó en Argentina en el marco de su crisis global.
Un emprendimiento más reciente es el del grupo peruano La Gloria en Santa Fe.
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