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domingo,
05 de
noviembre de
2006 |
Proyectan medidas para disminuir
accidentes de tránsito en la provincia
Modificarían el Código de Faltas para prohibir la venta de bebidas en las rutas y aplicar controles de alcoholemia
Un proyecto de ley presentado recientemente en la Cámara de Diputados de la provincia propone incorporar modificaciones al Código de Faltas, destinadas a penalizar con clausura de locales y arresto de sus propietarios a quienes vendan bebidas alcohólicas fuera de los lugares y horarios autorizados, así como la prohibición del expendio de alcohol en rutas y caminos. La iniciativa fue presentada por el diputado socialista Raúl Lamberto y prevé además establecer controles de alcoholemia en vías de comunicación del territorio santafesino para disminuir una de las principales causas de los accidentes de tránsito.
En ese sentido, el legislador sostuvo que el consumo de alcohol por parte del conductor de un vehículo "vulnera la seguridad vial e implica un alto riesgo para la vida humana transformándose muchas veces en el factor principal de los siniestros vehiculares".
Dijo que "lamentables hay muchos ejemplos que ponen en evidencia la relación existente entre el consumo de alcohol y sus nefastas consecuencias a la hora de conducir un vehículo".
El proyecto establece la prohibición del expendio de bebidas en estaciones de servicio, quioscos, carribares, minimercados, paradores, restaurantes, bares y cualquier otro comercio similar o afín, que se encuentren ubicados sobre los caminos y rutas provinciales y nacionales.
Duras sanciones
La violación de lo establecido en esta disposición será sancionada con arresto de hasta treinta días o multas y la clausura del establecimiento por el plazo de hasta treinta días o definitiva para casos de reincidencia.
Cuando se trate de restaurantes, bares u otros comercios que brindaran servicio de comida y se encuentren situados sobre rutas pero en una zonas urbanas, solamente podrán vender bebidas alcohólicas para acompañar el almuerzo o la cena -con las limitaciones que establezcan las ordenanzas locales- a personas mayores de 18 años, de concurrencia habitual y de residencia en la localidad, alcanzando la prohibición a quienes estén en tránsito.
Según el proyecto, los establecimientos enunciados deberán exhibir en lugar visible el texto "prohibida la venta o suministro de bebidas alcohólicas". En el supuesto de tratarse de un bar o restaurante ubicado en la zona urbana se exhibirán leyendas que prohíban la venta o suministro de bebidas a personas que se encuentren en viaje.
Las funciones de vigilancia y contralor de lo dispuesto en la iniciativa estarán a cargo de las autoridades locales, quienes dispondrán la reglamentación correspondiente previendo áreas autorizadas para el consumo de bebidas.
La medida también propone la realización de controles de alcoholemia mediante test de exhalación a los conductores de automotores, camiones, ómnibus, ciclomotores, motocicletas, triciclos o cuatriciclos motorizados y la disposición de puestos fijos cada doscientos kilómetros y otros móviles para puntos estratégicos.
Según se prevé, los controles de alcoholemia estarán a cargo de las autoridades locales de cada jurisdicción y en caso de rutas concesionadas se firmarán convenios para una efectiva instrumentación de los mismos. En los procedimientos, la autoridad competente junto a personal sanitario idóneo deberán someter a los conductores a las pruebas requeridas. Su negativa será causal de presunción grave en su contra.
En este marco, se propone crear un registro provincial de expendedores de bebidas alcohólicas en rutas que funcionará en la Secretaria de Transporte, con inscripción obligatoria para quienes las vendan.
El legislador se mostró sorprendido por los índices anunciados en una nota publicada por LaCapital respecto al consumo de alcohol en el país, donde los santafesinos ocupan el primer lugar.
En ese sentido, la titular de la cátedra de Medicina Preventiva de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Rosario, Mónica Liborio, dijo que el tema no es cuánto se bebe, sino cómo y en qué contextos. "Hay una diferencia entre tomar alcohol y que esto se transforme en un problema de salud pública. Uno puede beber una copa de vino sin que esto tenga consecuencias significativas. Pero si después del trago va a conducir un automóvil, ahí sí tenemos un verdadero problema de salud colectiva", sostuvo.
Para Lamberto, estas cuestiones requieren avocarse seriamente a garantizar la seguridad vial. "La mera adhesión a la ley nacional de tránsito no asegura por sí una preservación eficaz.
"Entendemos necesario contar con disposiciones preventivas que a través de la implementación de controles, permitan ir construyendo un cambio en las conductas sociales, especialmente de quienes tienen la responsabilidad de conducir en las rutas", concluyó el autor del proyecto.
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