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domingo,
05 de
noviembre de
2006 |
A las urnas. Expectativa internacional por el eventual retorno al poder del líder sandinista
Pobres y divididos, los nicaragüenses
votan anhelando un cambio económico
Las últimas encuestas ubican al ex presidente Daniel Ortega como favorito entre los cinco candidatos
Managua. - Unos tres millones de nicaragüenses acudirán hoy a las urnas para escoger a sus máximas autoridades y legisladores, en una supervigilada elección que podría cambiar el rumbo político de un país sumido en la polarización y la pobreza. Esta nación situada en el centro del istmo centroamericano y admirada por sus hermosos volcanes y por sus lagos y lagunas que ocupan más del 13% del territorio, es según la ONU la segunda más pobre de América latina, después de Haití.
La reducción de la pobreza que aqueja a ocho de cada diez nicaragüenses figura en la oferta electoral de las cinco fuerzas políticas en disputa, ante la herencia dejada por terremotos, guerras, huracanes y 16 años continuos de gobiernos de derecha. "Esperamos que sabrán votar por el bien de la patria", dijo el viernes el presidente Enrique Bolaños, cuya gestión se cataloga como exitosa a nivel macroeconómico (un 9% de inflación anual y un 3,7% de crecimiento), pero deficiente en materia social.
Con un PIB per cápita de apenas 1.020 dólares anuales y un déficit comercial de 1.600 millones de dólares, quien gobierne Nicaragua a partir de enero deberá enfrentar los reclamos de un país donde el 80% de la población sobrevive con dos dólares por día, y el 45% con apenas un dólar. La estructura productiva es casi inexistente y el país sufre una permanente sangría de ciudadanos hacia el exterior. A esto se le suman fuertes enfrentamientos internos y una grosera corrupción de los recientes gobiernos conservadores, todo lo cual dejó terribles índices de desempleo y subempleo, subalimentación y educación.
En las urnas medirán su poder cuatro alianzas de partidos (dos de derecha y dos de izquierda). Como un fenómeno inédito se considera la presencia de dos fuerzas emergentes surgidas del Partido Liberal Constitucionalista (PLC, derecha) y del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN, izquierda).
Hasta hoy con pleno control del Parlamento (Congreso unicameral), ambos partidos sufrieron divisiones de las que surgieron la Alianza Liberal Nicaragüense (ALN, derecha) y el Movimiento Renovador Sandinista (MRS, centro-izquierda). "El que gane encontrará una sociedad políticamente fracturada. No podrá gobernar durante los próximos cinco años sin el apoyo de las demás fuerzas políticas", opinó el analista Cairo Amador. A su juicio, la elección podría dejar cuatro bancadas parlamentarias, ninguna de las cuales tendría mayoría para aprobar leyes de importancia para el país.
Las encuestas ubican al ex presidente sandinista Daniel Ortega (1985-1990) como el favorito entre los cinco aspirantes presidenciales. Sin embargo, el 33% de la intención del voto a su favor no resulta suficiente para que gane en primera vuelta.
La ley electoral exige un mínimo del 40% de los votos válidos, o bien el 35% de los mismos con una diferencia de cinco puntos porcentuales respecto del candidato del segundo lugar. Esta particular situación es también la que hace más necesaria su victoria en primera vuelta, porque todo indica que la oposición -hasta el sandinismo disidente- irá unida en su contra en una eventual segunda compulsa.
Durante la campaña, fue notorio el interés -a veces más marcado, otras más disimulado- de EEUU por minar la candidatura de Ortega, cuya gestión en los 80 atacó con dureza con sanciones económicas y hasta financiando a los "contras" que buscaban su caída.
La derecha buscó esta vez usar el argumento de que el futuro del país puede complicarse con Ortega en la casa de gobierno, aunque el líder sandinista se esforzó por mostrar su cambio: tiene un discurso más conciliador, prometió no enfrentar a los grandes capitales y hasta eligió un candidato a vice bien visto por el establishment, el empresario y ex dirigente "contra" Jaime Morales.
En segundo puesto los sondeos ubican al ex banquero Eduardo Montealegre, de la disidente ALN, con un 28%, mientras que el tercer lugar sería disputado por el ex vicepresidente liberal José Rizo (PLC) y el economista Edmundo Jarquín, del MRS.
Ortega representaría el retorno de la izquierda a Nicaragua, aunque muchos lo critican por su alianza política y económica con el ex presidente liberal Arnoldo Alemán, condenado por corrupción. Por su lado, Montealegre continuaría el rumbo actual del país, marcado por inflexibles planes de ajuste económico en los que la negociación no tiene cabida.
La elección será supervisada por unos 16.000 observadores locales y 1.000 extranjeros, de ellos 200 expertos de la Organización de Estados Americanos (OEA), 150 de la Unión Europea y unos 80 del Centro Carter, de EEUU, además de unos 200 periodistas de todo el mundo.
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Amado y odiado por igual, Ortega intenta retornar al poder.
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