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domingo,
05 de
noviembre de
2006 |
De dónde sale la plata
El financiamiento es un tema clave para cualquier empresa y casi de supervivencia para aquellas que encaran una experiencia de autogestión. Según el avance del estudio de Arelovich, Aguirrezábal y Deux Marzi, Los fondos requeridos para iniciar la actividad, mejorar y ampliar el lugar de trabajo, adquirir nuevas maquinarias y equipos de producción, comprar insumos, contratar profesionales para estudios específicos, desarrollar nuevos productos y nuevas tecnologías pueden provenir de diversas fuentes, algunas tradicionales, como subsidios y créditos, y otras alternativas, como los aportes de los trabajadores, el trabajo a façón, adelanto de insumos y materias primas, ayudas de familiares y amigos.
Los créditos y préstamos, modalidades tradicionales, no son la principal fuente de financiamiento al momento de comenzar las actividades. Para los organismos que prestan estos servicios las empresas recuperadas no constituyen sujetos susceptibles de crédito por no contar con la antigüedad suficiente (en algunos casos se les piden tres balances contables), o por la falta de garantías exigidas, entre otras. Para los trabajadores, la opción crediticia suele resultar onerosa y arriesgada. La experiencia de la empresa anterior, los altos intereses bancarios, la incertidumbre respecto al desempeño de la nueva empresa son algunos de los motivos por los cuales no recurren a esta modalidad. Los subsidios son en muchos casos una importante fuente de financiamiento al momento de constituir el capital de trabajo para iniciar la actividad. A nivel nacional, el Ministerio de Desarrollo Social, el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social y el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (Inaes) son los organismos encargados de otorgar subsidios a estas empresas en particular.
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