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domingo,
29 de
octubre de
2006 |
primera persona
Agarrate Catalina: las voces de la calle
Después de visitar Rosario la murga uruguaya recorre España como embajadora cultural de su país y recupera la historia de sus orígenes en Cádiz
Silvia Lo Presti / La Capital
Nacida de una compañía de zarzuelas que fue de Cádiz a Montevideo a principios de este siglo, una murga es hoy embajadora cultural de Uruguay. Y como tal, en el marco de una gira europea, visitó la misma ciudad española que la vio nacer, como excusa para mostrar al mundo la ciudad de Montevideo, en un intercambio cultural sin precedentes con las raíces del género, cien años después. Es que en esa ciudad puerto de España, la murga sigue tan viva como en la ciudad bañada por las aguas del Río de la Plata. La encargada de representar al municipio montevideano es la murga Agarrate Catalina, ganadora del concurso oficial de agrupaciones carnavalescas de este año.
Yamandú y Tabaré Cardoso, hermanos y responsables de la dirección general, orquestal y coral de la agrupación, no lo pueden creer. Y no es para menos. "Que seamos nosotros los que podamos pisar la tierra de Cádiz, donde nació el género, es una feliz coincidencia del destino", dijeron antes de partir a Europa los murgueros, en un alto de su presentación en Rosario, que incluyó una actuación en el teatro Broadway y el acompañamiento de la comitiva del gobierno montevideano que vino a la ciudad a presentar la marca Descubrir Montevideo en la recuperada sede de la Casa Uruguaya.
"Y pensar que los murgueros de Cádiz se gastaron la poca plata que traían y no pudieron volver, salvo unos pocos", dicen los hermanos Cardoso, todavía con la cara pintada con el maquillaje que exagera los rasgos a la usanza de la comedia griega.
La primera murga integrada exclusivamente por uruguayos se llamó La Gaditana que se Va y fue creada para despedir a los pocos pobladores de Cádiz que finalmente pudieron volver a su tierra natal, recién en 1906.
El fenómeno del carnaval montevideano arranca en enero y se extiende hasta marzo. Toda la ciudad se mueve al son de comparsas, murgas, candombes y el desfile de llamadas, que acontece desde los primeros viernes de febrero, en los barrios del sur. Con fuerza y al son de tambores, comienza a cobrar vida la voz de la calle.
"Ser la voz de la calle es una utopía -dicen los Cardoso-. No podemos ser tan arrogantes. Cada murga da su visión de la realidad, es una herramienta para que el pueblo pueda expresarse como lo hacen los políticos con pancartas y altavoces... La diferencia es que la murga debe pintarse la cara y recurrir al ingenio y la ironía". La Argentina no es ajena a este fenómeno. "Aquí también gusta mucho; creo que tiene que ver con la musicalidad elegida, con que hay un lenguaje arrabalero y un lunfardo similar, además, en cuanto a la música es altamente comprensible", dicen los hermanos Cardoso.
La murga es un género en sí mismo que reúne diferentes manifestaciones artísticas para captar la atención. Algunos se emocionan por el canto, otros por la puesta en escena o el baile, el vestuario y las letras. Hasta el maquillaje (la cara blanca pintada con delineador negro exagerando la boca y los ojos) tiene la virtud de magnetizar al público. Esa característica hay que rastrearla en los orígenes. Será que el haber surgido a principios de siglo en plena calle, cuando aún no existían los grandes escenarios, y con el imperativo de que debía ser vista a gran distancia, le impuso al género la impronta de la exageración. Por eso también la impostación de la voz parecida al pregón de los canillitas o feriantes, los colores estridentes del vestuario y las bocas grandes y rojas en un gesto de payaso macabro.
Cada rubro de la murga está en manos de un especialista (vestuario, maquillaje, escenografía y puesta en escena). "No hay edad para integrar una murga, cualquiera puede hacerlo", aclara Tabaré. Ejemplo de ello es La Matineé, integrada por ex murguistas, algunos de hasta 80 años.
Si bien dentro de la agrupación hay muchos músicos, Tabaré y Yamandú aclaran que éste no es un requisito indispensable porque "cualquiera puede cantar", aunque sí mencionaron como necesario un profundo amor por el género y una dedicación absolutamente profesional al límite del amateurismo.
La Catalina, como le dice habitualmente la gente en Uruguay, al igual que las otras, es el espejo de sus integrantes. "La murga interpreta la idea de quienes la dirigen y al mismo tiempo, los que están a su cargo, reflejan la cabeza de quienes la integran", explica el director general de la agrupación nacida en 2001 a partir de la reunión de un grupo de amigos.
En cuanto al nombre, "debe ser un llamador", dicen los hermanos Cardoso. Y algo de razón tienen, porque anunciar que viene Agarrate Catalina anticipa "algo grosso" y que "algo va a pasar".
Voceros de la realidad
El reglamento del concurso oficial de agrupaciones carnavalescas establece que las letras deben ser críticas de la actualidad. El sarcasmo y la ironía sirven para contar los sucesos del año y reírse de los personajes importantes de la política, el deporte o la televisión. También por reglamento, los integrantes son 14 cantores y 3 percusionistas (bombo, redoblante y platillos).
"Durante la dictadura uruguaya (N de la R: de 1973 a 1985) integraba una murga de niños. Por entonces tenía 12 años y entendía lo que cantaba porque mi padre era preso político. Tengo el orgullo de haber integrado una murga de la resistencia", relata Tabaré.
El grupo se presenta en los denominados tablados, especies de teatros de barrio, algunos de los cuales se instalan en plena calle o en clubes. Allí, además de las murgas, actúan las otras categorías del concurso oficial (humoristas, parodistas, comparsas de negros y lubolos y revistas). El jurado evalúa cinco rubros de cada categoría (maquillaje y vestuario; musicalidad, voces y arreglos corales; letras e interpretación; puesta en escena y movimiento escénico y comicidad, comunicación y alegría del conjunto).
"Intentamos que las letras tengan ironía y humor satírico, pero con respeto. Ha pasado que alguien aludido amablemente en algunas de las canciones recomienda a otro para que nos venga a ver. Son muchos más los que nos aceptan", resume el director. "Ese es el desafío, usar el humor como remedio y no como veneno", dicen los hermanos Cardoso.
La murga se para en la vereda del pueblo mientras que los gobiernos caminan por la vereda opuesta, resumen los responsables de la murga. Para los mentores de Agarrate Catalina el gobierno del presidente Tabaré Vázquez "intenta sentarse junto a la gente". Sin embargo, el grupo sigue de cerca el accionar del gobierno actual: "estamos confiados pero no dejamos de estar atentos a lo que sucede...", confiesan finalmente.
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Poética. "Intentamos que las letras de nuestras canciones tengan ironía y humor satírico", dicen los integrantes de Agarrate Catalina.
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