El juez Sutter Schneider también fue blanco de una amenaza

Cinco testigos recorrieron y reconocieron La Calamita como centro clandestino

Otras víctimas de la dictadura volverán en los próximos días a la cárcel ilegal que funcionó en Granadero Baigorria

Javier Felcaro / La Capital

Cinco testigos-víctimas de la represión ilegal recorrieron y reconocieron La Calamita, ubicada en Granadero Baigorria, como el centro clandestino de detención en el que estuvieron privados de la libertad durante la última dictadura militar.

El trámite se realizó entre el miércoles y jueves pasados, con la presencia del juez federal Nº4 de Rosario, Germán Sutter Schneider, la fiscal santafesina Griselda Tessio (a cargo de la Oficina de Unidad de Asistencia) y la abogada Ana María Figueroa, coordinadora del área jurídica de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación (también querellante).

Adriana Quaranta, Viviana Nardoni, Laura Repetti (esposa de Rubén Flores, desaparecido en La Calamita) y los hermanos Carlos y Alejandro Novillo recorrieron y reconocieron el lugar donde funcionó la cárcel ilegal, instancia que tuvo pasajes emotivos y un hecho muy sugestivo: en una oportunidad, la luz estaba cortada, razón por la cual funcionarios judiciales debieron ordenar la urgente compra de linternas.

Para los próximos 15 días se prevén nuevas recorridas, en el marco de los expedientes en manos de Sutter Schneider, quien -según pudo saber La Capital- fue recientemente amenazado por carta, al igual que varios magistrados y fiscales federales de distintos puntos del país.

Respecto de las excavaciones realizadas en el predio, los resultados son (hasta el momento) negativos, por lo que podría extenderse la búsqueda de supuestos restos NN en La Calamita.

Tessio había solicitado en febrero preservar el lugar, proceder con las excavaciones y nuevos careos al detenido y procesado Eduardo Tucu Constanzo, quien, en una declaración previa, aseguró que al menos dos cuerpos están enterrados en el centro clandestino.

El represor, al término de un reconocimiento del predio, había confesado ante el juez que se trataba del soldado José Prat y de "Remo, un militante montonero de San Juan".

Luego, en abril, el ex canciller, actual diputado nacional y precandidato a gobernador del PJ, Rafael Bielsa, protagonizó una recorrida por La Calamita. Aunque no pudo determinar si fue el lugar donde estuvo preso y lo torturaron.

Acerca de la intimidación sufrida por Sutter Schneider, la misiva tiene idéntico contenido a las recibidas días atrás por Tessio, su par rosarino Francisco Sosa y el magistrado santafesino Reinaldo Rodríguez.

La oleada de amenazas a jueces y fiscales coincidió con la misteriosa desaparición en Los Hornos (Buenos Aires) de Jorge Julio López, el testigo clave del juicio y posterior condena por genocidio del represor Miguel Etchecolatz.

En tanto, el Palacio Vasallo será escenario el martes próximo, a las 10, de una reunión entre querellantes y testigos de las causas que se instruyen en Rosario y concejales de la comisión de Derechos Humanos. Analizarán el clima de inseguridad reinante, teniendo en cuenta el avance de las investigaciones y los juicios orales en puerta.

En ese sentido, desde la fiscalía saldría un nuevo pedido para que los represores detenidos en dependencias militares de Rosario sean trasladados a cárceles comunes, compromiso asumido por el Ministerio de Gobierno provincial.

Paralelamente, querellantes santafesinos concurrieron el viernes a la cartera de Gobierno. Entregaron documentos sobre la represión ilegal, algunos de los cuales rozarían a actuales funcionarios provinciales, como el subsecretario de Emergencia, el teniente coronel (R) José Bernhardt.

La Calamita, uno de los epicentros de la represión ilegal en el sur santafesino.