El gobierno mexicano militariza Oaxaca para poner fin al conflicto de cinco meses

Fuerzas federales preparan un inminente desalojo de los manifestantes que bloquean la sureña ciudad

Oaxaca, México. - El presidente de México, Vicente Fox, envió ayer cientos de policías federales antimotines a Oaxaca tras la muerte en un tiroteo de tres personas, entre ellos un camarógrafo estadounidense, en medio de un prolongado conflicto que asola a la ciudad. Los dueños de negocios cerraron sus locales y los residentes se prepararon para posibles enfrentamientos callejeros

Poco después, el gobierno exigió a los manifestantes de izquierda que pongan fin a la ocupación de la urbe, famosa por su arquitectura y artesanía indígena y que está sitiada desde hace cinco meses por activistas y profesores que exigen la salida del gobernador del estado, Ulises Ruiz. "El gobierno federal exigió ayer a la Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca (Appo) la entrega inmediata de las calles, plazas, edificios públicos y bienes de propiedad privada que se encuentran tomados por dicha organización en la ciudad de Oaxaca", dijo el gobierno en un comunicado.

La demanda viene a incrementar la tensión en la sureña ciudad mexicana ante la posibilidad de que la policía federal preventiva irrumpa en la ciudad y desaloje a los manifestantes, como advirtieron ya líderes del grupo radical Appo.

Al menos seis aviones de la policía federal preventiva aterrizaron en el aeropuerto de Oaxaca con cientos de agentes. Fox ordenó que los agentes se concentren en la colonial ciudad del sur del país, famosa por su arquitectura y artesanía indígena y que permanece sitiada desde hace cinco meses por activistas de izquierda y profesores que exigen la salida del gobernador del estado, Ulises Ruiz.

El viernes, tres personas murieron y varias resultaron heridas en diversos tiroteos contra manifestantes en la ciudad. Entre las víctimas fatales figura el camarógrafo estadounidense de la agencia Indymedia New York, Bradley Will, de 36 años.

Activistas de la Appo llamaron ayer a los oaxaqueños a fortalecer las barricadas en puntos estratégicos. Vehículos pesados fueron parados en medio de calles y sus llantas desinfladas, mientras se escuchaban tiros aislados en la ciudad, ubicada cerca de ruinas prehispánicas en uno de los estados más pobres del país y con gran población indígena.

Testigos dijeron que las fuerzas federales exigieron a los manifestantes quitar las barricadas en las calles, por lo que el coordinador del plantón de la Appo en Ciudad de México, Antonio García, advirtió de un violento desalojo en Oaxaca en las próximas horas.

La crisis en la sureña ciudad mexicana, que ha dejado alrededor de una docena de muertos y mantiene a 1.3 millón de niños sin clases, se inició en mayo cuando profesores en paro en demanda de mejoras salariales y activistas de izquierda ocuparon gran parte de la ciudad con plantones y barricadas. En los últimos días el conflicto ha tenido una escalada de violencia, con frecuentes balaceras en las calles de la colonial ciudad, que ayer amaneció en relativa calma.

Algunos sectores acusan al gobernador de corrupción y tácticas represivas contra la disidencia, cuyas protestas han ahuyentado el turismo de la ciudad.

Fox, quien prometió solucionar el conflicto antes de terminar su mandato el próximo 30 de noviembre, ha estado bajo presión en las últimas semanas para enviar fuerzas federales para poner fin a la crisis, pero hasta el momento había optado por buscar una solución a través de negociaciones políticas.

Aviones con fuerzas antimotines llegan a Oaxaca para intentar restablecer el orden.