En Foco. Cambios en el gabinete económico

En época electoral los números fiscales importan y mucho. Una caja holgada es el mejor escenario para un período preelectoral, por la posibilidad de desarrollar obra pública y por la tranquilidad con la que permite administrar los diferentes conflictos.

Los cambios que repentinamente anunció esta semana el intendente Miguel Lifschitz en el área económica del gabinete municipal permiten inferir que -más allá de un reordenamiento de funciones- también se busca un manejo más fino de los fondos a pocos meses de una compulsa política.

Un hombre muy cercano a su entorno, como Gustavo Asegurado ahora pasará a manejar la Secretaría de Hacienda, mientras que el ex titular de esa área, Carlos Fernández, comandará el Banco Municipal, entidad que estuvo en la mira de la oposición a raíz del pedido de capitalización que demandó millones de pesos a las arcas municipales.

El movimiento de fichas en el gabinete no pasó inadvertido y, en vísperas de elecciones, la confrontación política se va instalando en el terreno de las finanzas. Por caso, el diputado del Frente para la Victoria, Marcelo Gastaldi, aseguró que la movida muestra que "la intendencia atraviesa una severa crisis financiera" y pone al descubierto el déficit con el que terminaría la Municipalidad el año.

Desde el gobierno provincial, que en la última salió a diferenciarse de la comprometida situación fiscal de muchos distritos del interior, siguen de cerca las cuentas municipales, saboreando por debajo la venganza de la última ofensiva del intendente Lifschitz por la coparticipación provincial.

A la consigna de no aumentar impuestos, contraponiéndola a la suba de la tasa municipal, la provincia le agrega ahora la exhibición de su superávit.

Aunque muchas de esas críticas vayan por ahora muy cerca del carril de los rumores, lo cierto es que la pelea de las finanzas se instaló en la campaña ya cuando se desató el conflicto por la coparticipación.

Precisamente, el gobierno local ya se encargó de remarcar durante este año que la bonanza que exhibe la administración provincial se basa en gran medida en la succión de recursos coparticipables a costa de municipios y comunas, además de las prestaciones de servicio que debe afrontar la administración de la principal ciudad de la provincia.