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domingo,
29 de
octubre de
2006 |
El Quilmes Rock cumplió su segundo día convocando a unos 12 mil jóvenes
Un ritual de música que dejó un legado provechoso
El megarrecital confirmó que pueden convivir varias tribus y bandas sin que eso se traduzca en violencia
Pedro Squillaci / La Capital
El Quilmes Rock cumplió ayer con su segunda y última jornada de música al aire libre en un clima de fiesta. Unas 12 mil personas se llegaron hasta el hipódromo Independencia para disfrutar de bandas como Las Pelotas, Intoxicados y Guasones, y dejaron un legado provechoso: la confirmación de que se puede ir a escuchar a bandas muy diferentes sin que eso signifique ni violencia ni falta de respeto al gusto de los demás. En ese clima, sólo empañado por una pertinaz llovizna, la diferencia la hicieron Los Vándalos con un show inolvidable.
El megarrecital arrancó a las 16.45 con la presentación de las dos bandas que se habían ganado un lugar en el escenario gracias a un concurso. Bonsai, que debió actuar anteayer pero no lo hizo por una reprogramación, ofreció un recital prolijo aunque con demasiadas reminiscencias a Soda Stereo. Y tuvo una buena recepción del público, pero menor que la de Reakción. Con su punk melódico, le puso la primera dosis de pimienta a una tarde gris.
La permanente llovizna hizo que la gente dejara grandes espacios libres delante del escenario y se resguardara en la zona alta de la tribuna del paddock. Con ese panorama, le tocó el turno a Guasones. La banda platense, que viene dando pasos firmes en su carrera, demostró ser prolija y contundente, a pesar de la poca atención que le brindó el público.
Pero el clímax del festival cambió radicalmente cuando Los Vándalos pusieron sus manos sobre los instrumentos. Fue el mejor momento de la tarde gracias al manejo de escena de Popono Romero, su líder y cantante, quien con su habitual "con alegría, che" abrió un set espectacular minutos después de las 18. Una enorme bandera acompañó a los músicos que hicieron temas como "El indulto", "Principito" y "Tonight". Con el público en el bolsillo, el grupo hizo del festival una fiesta que terminó con "Rosario es el rock and roll".
La estrecha comunicación establecida por Los Vándalos con la gente se cortó casi instantáneamente con la llegada de Pier. Quizás el momento más bajo de los dos días de festival, los autores de "Culposa satisfacción" y "La ilusión que me condena" dieron una muestra de monotonía y falta de creatividad. Ni siquiera con el hit "Sacrificio y Rock N Roll" consiguieron el apoyo de los espectadores.
Diferente al del primer día, el público se destacó por su imagen más rolinga y por las banderas desplegadas que recordaron su devoción por Intoxicados, Callejeros y Viejas Locas. Hubo también más humo dulce y cánticos que recordaron la mala relación que los chicos tienen con la policía.
Ayer no hubo problemas para entrar al hipódromo como anteayer y no se registraron problemas de seguridad. Claro, hubo menos gente que el primer día y los organizadores contaron unas 12 mil personas que se fueron sumando con el correr de las horas.
Entrada la noche, Pity Alvarez puso a Intoxicados en escena. Vestido con saco y bufanda sorprendió y hasta disgustó a sus fanáticos con un set de música disco que luego se fue transformando en rock. Temas como "Nunca quise", "Una vela" -en el que colaboraron los rosarinos de Purple House- y "Las cosas que no se tocan" reforzaron la unión con la gente, que volvió a quedar en offside ante una rara zapada de jazz.
Intoxicados no defraudó a sus admiradores y le dejó en bandeja un buen clima a Las Pelotas, que, al cierre de esta edición cerca de las 22, se aprestaba a cerrar un festival que dejó un saldo positivo, sin violencia y con buena música.
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Fotos
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Popono Romero saluda a los fans de Los Vándalos.
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