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 jueves, 26 de octubre de 2006  
Editorial
Lúcida advertencia sobre internet

Recientes opiniones del pensador y narrador italiano Umberto Eco reavivan el debate en torno de los potenciales efectos negativos de la red. La mirada crítica del autor de “El nombre de la rosa” se dirige hacia el peligro de la sobrecarga informativa, con la consecuente amenaza de la pérdida de la memoria histórica.

Los cambios tecnológicos se suceden y lo hacen de manera cada vez más veloz e inadvertida. Y de todos ellos, el que mayor asombro provoca es internet. La red informática que conecta entre sí a computadoras en todo el mundo constituye un avance formidable que no deja de sorprender, a partir de su poderosa incidencia en la vida cotidiana de los hombres. Pocos años atrás era aún un territorio signado por las incógnitas, pero en el presente se ha erigido en una herramienta absolutamente insustituible para muchos, que ya no conciben la vida sin estar "conectados". Internet -vocablo que ahora se escribe con minúsculas, al formar parte de la última edición del diccionario de la Real Academia Española- incluye, desde su propia infinitud virtual, tanto maravillas como atrocidades, pero para darle el uso que corresponde resulta necesario estar al tanto de sus riesgos.

El notable ensayista y narrador italiano Umberto Eco realizó días pasados una aguda advertencia sobre los efectos nocivos del abuso de la red. "La pérdida de los conocimientos históricos, una enfermedad típica en Estados Unidos, se está extendiendo por desgracia cada vez más también en Europa", disparó el autor de "Cómo se hace una tesis", "El nombre de la rosa" y "El péndulo de Foucault". ¿El culpable, de acuerdo con el criterio de Eco, de semejante catástrofe?: simplemente, la adoración del presente instantáneo y la incapacidad de discriminar conocimientos que caracteriza a la web.

Pero el reconocido escritor, especialista en la Edad Media, se extendió aún más lejos en sus críticas, al vincular el progreso tecnológico con la regresión cultural. Los argumentos de Eco no son novedosos pero poseen fuerte peso en razón de la lucidez de quien los esgrime. La relación entre la enorme cantidad de información que llega a través de internet y la pérdida de perspectiva para evaluar su legitimidad e importancia es clásica: "Un exceso de información puede ser tan peligroso como una carencia".

El remate de la apocalíptica visión de Eco fue una comparación entre los efectos de la red y un personaje creado por Jorge Luis Borges, Funes el memorioso: "Borges nos contaba la historia de este hombre que se acordaba de todo, de cada hoja que había visto en cada árbol, de cada palabra que había oído durante su vida y que, debido a su memoria total, era un perfecto idiota. La función de la memoria no es sólo conservar, sino también filtrar".

Como toda herramienta, internet debe ser utilizada sólo como tal. La red de redes no es un fin, sino apenas un privilegiado medio. La advertencia de Eco merece ser escuchada y recordada.


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