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jueves,
26 de
octubre de
2006 |
Bush atacado desde su propio partido por Irak
Los republicanos temen pagar un alto precio en las legislativas de noviembre a causa del conflicto en el Golfo
Tom Raum
Washington. - Los republicanos, preocupados por tener que pagar el precio por la guerra en Irak con la pérdida del control del Congreso, han empezado a criticar la posición del presidente George W. Bush ante el conflicto, quitándole su base de apoyo apenas dos semanas antes de las elecciones legislativas.
El cada vez mayor número de exhortos de los republicanos para sacar a los soldados estadounidenses de Irak ocurre mientras la Casa Blanca parece tratar de luchar para cambiar de rumbo, o al menos cambiar la percepción sobre el curso actual. Las elecciones legislativas se llevarán a cabo el 7 de noviembre.
El senador por Virginia John Warner, presidente de la comisión de las fuerzas armadas, pareció abrirle las puertas a las críticas republicanas hacia la política en Irak este mes cuando dijo que la guerra estaba "perdiendo el rumbo" y que podía ser necesario un cambio al corto plazo.
Otros republicanos hicieron comentarios en días recientes:
La senadora Kay Bailey Hutchison dijo que no habría apoyado la invasión si hubiera sabido que no había armas de destrucción masiva en Irak y ha propuesto dividir al país en tres regiones. Por su parte, el senador George Allen -quien enfrenta una complicada contienda por su reelección ante el oponente demócrata James Webb-, dejó de reiterar su apoyo a la política actual para señalar que "no podemos continuar haciendo las mismas cosas y esperar resultados diferentes. Tenemos que adaptar nuestras operaciones, adaptar nuestras tácticas".
También se han manifestado contra las políticas de Bush el ex secretario de Estado Colin Powell, los senadores republicanos Lincoln Chafee, Chuck Hagel, Susan Collins y Olympia Snowe, así como otros miembros del partido en la Cámara de Representantes.
El tema cobra cada vez más importancia en las campañas y altera el panorama político. Eso, y el hecho de que el partido en la Casa Blanca suele perder terreno en las elecciones legislativas, ha puesto nerviosos a los republicanos, especialmente a los que participan en la contienda.
Los demócratas esperan obtener los 15 escaños necesarios para controlar la Cámara de Representantes, donde sus 435 puestos se encuentran en disputa en los comicios, así como los seis que necesitan en el Senado, donde 33 de los 100 asientos que lo componen serán decididos en la votación.
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