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viernes,
20 de
octubre de
2006 |
El odio de Medio Oriente en Rosario
El viernes 13 de octubre La Capital publicó una carta de lectores firmada por el ingeniero Alberto Miyara en la cual justificaba ciertas expresiones de uno de los líderes terroristas de Hezbolá (en función de una declaración realizada por el movimiento guerrillero judío Irgún durante la guerra de la independencia israelí). Realmente lamento mucho el ímprobo esfuerzo realizado por el ingeniero de revisar 57 años de historia israelí para encontrar un justificativo de los actuales hechos terroristas del Hezbolá. Es más, me llama la atención que una persona que suele participar de los círculos intelectuales rosarinos pretenda utilizar un argumento tan pueril como "El lo hizo primero...". Tanto esfuerzo es inútil ya que no analizó completamente dicho evento histórico. Debe saber que el Irgún fue desautorizado por la comunidad judía y la Haganá (el movimiento que luego se transformaría en el Ejército de Defensa de Israel) procedió a desarmarlo, llegando incluso a hundir en el Mediterráneo un barco con armas destinado a ese grupo guerrillero. Esa es la conducta que precisamente Israel esperaba del gobierno de Líbano. Hubiera preferido que aplicara tanto esfuerzo a encontrar vías de entendimiento entre dos pueblos que nunca debieron enfrentarse pues tienen más cosas en común que en oposición. Si en vez de justificar el terrorismo denunciara a los verdaderos causantes de tanto daño, podría llegar a comprender que con un puño cerrado nunca se le puede tender la mano a quien la necesita. El pasado ya ocurrió. El futuro aún es impredecible. Sólo tenemos el presente, sobre el que podemos trabajar en pos de la paz que hace grande al hombre.
Claudio E. Gershanik
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