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domingo,
01 de
octubre de
2006 |
[Primera persona] - Carlos Alberto Fernández Priotti
Bienvenidos al tren
El autor de "El Ferrocarril Oeste Santafecino" reabre un capítulo olvidado en la historia ferroviaria y analiza su influencia en la colonización del sur provincial
Osvaldo Aguirre / La Capital
"Mi papá era ferroviario -cuenta Carlos Alberto Fernández Priotti-. De chico, la excursión semanal era ir los sábados a la mañana a ver trenes a la estación Rosario Central. Y la otra salida que hacía, apenas empecé a caminar, era venirme hasta la estación Central Córdoba". Con el tiempo, ese afecto se transformó en un sostenido interés por investigar y preservar la memoria de los ferrocarriles. "A mediados de la década del 80, cuando empecé a integrar la Asociación Rosarina de Amigos del Riel el hobby se formalizó", y devino en trabajo de historiador.
La reciente edición del primer tomo de "El Ferrocarril Oeste Santafecino" (con "c", según la grafía antigua) es un resultado de esa combinación de pasión y esfuerzo. La obra rescata los orígenes de una de las compañías menos conocidas y más importantes para la historia regional, por su impulso a la colonización y formación de pueblos. La empresa, impulsada por Carlos Casado del Alisal, inauguró su primer tramo, hasta Casilda, en 1883 y cinco años después tuvo prolongaciones hasta Cruz Alta y Melincué.
Fernández Priotti relata la historia en base a una minuciosa investigación de fuentes y al rastreo de fotografías, cuadros y mapas que permiten reconstruir la época. La muerte de Casado (1899) y la posterior venta de la compañía al Ferrocarril Central Argentino (1902) son algunos de los temas del segundo tomo, cuya aparición está prevista para el año próximo.
-¿Cómo comenzó la investigación sobre el Oeste Santafecino?
-El tema apareció después que sacamos el libro "Ferrocarriles en Rosario", en 2001, en forma conjunta con Angel Ferrer. Fue una recapitulación de toda la historia de los ferrocarriles en Rosario, desde sus comienzos hasta la actualidad y en la parte final pusimos un apéndice donde se hacía una reseña de los distintos ferrocarriles que tenían como cabecera o lugar de paso a Rosario, con un pequeño mapa. Y Rosario tiene una rica historia al respecto, en definitiva ocho ferrocarriles distintos tuvieron paso simultáneo por la ciudad a principios del siglo XX. Una de esas compañías, en realidad la primera que nació en Rosario de capitales locales, fue justamente el Oeste Santafecino. Y nos venía dando vuelta la inquietud de hacer un trabajo histórico. En 1996 llegó a nuestras manos, merced a un préstamo de la Escuela de Maquinistas de Rosario, un álbum fotográfico del Oeste Santafecino. Un hallazgo extraordinario, porque casi no había material gráfico, se conocían dos o tres fotos. Y en ese álbum aparecieron 30 fotos, un material invalorable. Entonces empecé a averiguar qué se podía recopilar. La idea era reproducir el álbum y poner una reseña histórica del ferrocarril.
-¿Qué pasó con la investigación?
-Empecé a consultar las fuentes que había, y descubrí que todo lo que se había escrito seguía los mismos lineamientos: la fecha de creación, la inauguración de la primera sección y de las prolongaciones y la fecha de venta al Central Argentino. O sea que había muy poca información. Entonces decidí hacer una investigación profunda en los archivos periodísticos. Estudié veinticinco años de diarios, desde un poco antes de la creación del Oeste Santafecino, para averiguar antecedentes, hasta un par de años después que desaparece como empresa independiente. Me llevó dos años y medio, pero fue fundamental. Es una época, de 1878 a 1902, en que los diarios le daban muchísima trascendencia a la construcción de los ferrocarriles y al establecimiento de las colonias.
-¿Esa atención tenía que ver con el rol del ferrocarril como agente del desarrollo?
-Sí. Cuando hacía la investigación surgió un hecho ineludible: la historia de los ferrocarriles -y de éste en especial- tenía muchísimo que ver con la colonización en el sur de Santa Fe y el oeste de Córdoba. El Oeste Santafecino fue creado como un ferrocarril colonizador, o sea no fue como el primero que tuvo Rosario, el Central Argentino, que salía a cubrir una necesidad de transporte existente de Rosario a Córdoba, que después creó todas las poblaciones intermedias. El Oeste Santafecino se pensó en la primera etapa para conectar Rosario con la Colonia Candelaria, de Carlos Casado. Pero después, las extensiones se hicieron para colonizar tanto para el lado de San José de la Esquina y Cruz Alta como para el lado de Melincué.
-¿De qué manera se implementaba ese carácter colonizador?
-La ley establecía que alrededor de cada estación se debía expropiar -y se le daba la autorización a Casado para hacerlo- un kilómetro por un kilómetro de lado para fundar pueblos. En el Central Argentino se estableció que saliendo 4 leguas de Rosario y 4 de Córdoba se daba al ferrocarril una lonja de terreno de una legua a lo largo de cada vía. En algunos casos hubo una expropiación amistosa y en otras costó bastante. Pero así fue como se establecieron los pueblos en la línea del Oeste Santafecino.
-¿Cuál fue el rol de Carlos Casado en esta historia?
-En su época tuvo muchos detractores, más que nada por cuestiones políticas del momento. Se podría interpretar que fue un empresario que hizo su negocio, lo que no tiene nada de criticable. Arrancando de un comercio de pequeño escala, terminó fundando un emporio mercantil que existe hasta nuestros días. A diferencia de otras colonias, tenía gente bastante idónea a cargo de la administración. Por otra parte tenía un punto de vista bastante realista con respecto a los precios que se pedían por arrendamiento o para las compras a plazos de los terrenos para cultivar. Hay que recalcar algo: el ferrocarril no fue una idea original de Carlos Casado. La primera propuesta para construir la vía hacia la colonia Candelaria y sus ramificaciones fue de Aarón Castellanos, el fundador de la Colonia Esperanza, en 1872. Al fallecimiento de Castellanos, es Casado quien retoma la idea y la lleva adelante. Las circunstancias eran más favorables, Casado estaba al frente del Banco Provincial de Santa Fe y podía financiar por lo menos la primera parte de la línea. Otra cosa que hay que reconocer es que antes del ferrocarril, dentro del concierto de las provincias históricas, Santa Fe era una de las más pobres, porque prácticamente fuera de las ciudades de Santa Fe y Rosario no había localidad digna de importancia y las explotaciones económicas eran minúsculas. La agricultura en la provincia empezó en la zona centro porque la distancia al río era pequeña y la producción se podía llevar con relativa facilidad. En el sur no era tan así y todavía era problemático el tema de las incursiones indígenas. Recién se empezó a colonizar en base al Central Argentino, con Roldán, Cañada de Gómez, Tortugas, que fueron las colonias pioneras, a partir de 1868, y a la gestión de Casado, que lanza la Colonia Candelaria en 1870, origen de Casilda, cuyo crecimiento manejó muy inteligentemente.
-¿Cómo funcionó el ferrocarril en ese marco?
-Al habilitar en 1873 la primera sección hasta Casilda se facilitó enormemente el transporte y se fue armando una red intermodal de transporte. La producción de las colonias incipientes de las proximidades llegaba a Casilda y se cargaba al tren. Y lo mismo los pasajeros: aparecen en La Capital avisos de diligencias que esperaban la llegada del tren y salían hacia San José de la Esquina y hacia Chabás y Melincué. Eso existió hasta que se hicieron las prolongaciones del ferrocarril e iba avanzando su zona de influencia directa. Lo mismo pasó con los pueblos intermedios: de Rosario a Casilda, el primer pueblo que se empezó a desarrollar fue Zavalla. Las tierras se compraron cuando se construyó el ferrocarril y el pueblo se loteó inmediatamente.
-Esos hechos modificaron el relato que quería hacer.
-Sí, ahí cambió un poco la cosa. Lo que iba a ser la historia de la compañía ferroviaria se terminó convirtiendo en la historia de la compañía pero como marco de la historia de Casado y fundamentalmente de la población y el crecimiento del sur de la provincia, que están indisolublemente ligados al ferrocarril.
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Fotos
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Pasión sobre rieles. Fernández Priotti con una de las maquetas de ferromodelismo con que cuenta la Asociación Amigos del Riel.
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