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 domingo, 01 de octubre de 2006  
[Memoria] - A un año de la muerte de Rubén Naranjo
Una vida dedicada a la gente
El martes se cumple el primer aniversario del fallecimiento del gran militante de la cultura y los derechos humanos. Aquí lo evoca su hija

Marina Naranjo

sabía que el enemigo no es la lluvia sino /la intemperie,

y el acabamiento es la injusticia, no la /muerte.

Tomo estas palabras de Marcelo Scalona para recordar a mi padre, Rubén Naranjo, a un año de su muerte. Un hombre polifacético e inquieto, que supo transformar sus ideas y preocupaciones sociales, en ocupación y tarea. Había nacido en Buenos Aires el 27 de noviembre de 1929 y siendo muy niño, su familia se trasladó a Rosario, su ciudad por adopción y convicción. Su padre fue el pintor Juan de los Angeles Naranjo, que falleció a los 56 años: un pintor formado en Europa, del estilo de la llamada escuela española. Especializado en retratos, flores y paisajes, de una vida rica en experiencias y viajes que solía contar, haciendo gala de haber pintado tanto a figuras famosas como a personas de trabajo. Al morir, mi padre se encontró con una herencia inesperada, su taller. ¿Qué efectos produjeron esos pinceles, esos barnices, esos colores, para un joven que todavía no había descubierto ese mundo para sí?

Mi padre, entonces, comenzó sus estudios de pintura en la Universidad Nacional de Rosario y en 1958 se graduó de profesor. Al año siguiente comenzó la carrera docente ingresando por concurso en la Facultad de Arquitectura y Planeamiento. Por concurso también fue regente de la Escuela Provincial de Artes Visuales de Rosario y profesor de la Escuela de la Escuela de Artes Visuales de Santa Fe y de la similar de Paraná.

Al mismo tiempo, desarrolló junto a otros jóvenes artistas de la ciudad, una intensa labor como pintor, participando en el Grupo Litoral, en el Grupo Taller y el de Arte de Vanguardia. Su imagen es absolutamente contraria a la de su padre. Adscribe al informalismo y experimenta con lo matérico, haciendo obras de anticipación para esos años, mezclando arenas, pigmentos, tierras, trapos y esas texturas que remiten a fragmentos de paredes viejas.

Recuerdo cuando niñas, cómo nos gustaba con mis hermanas ir a visitarlo al "Estudio" que compartía con su amigo Osvaldo Boglione, pintor también, dedicado a la experimentación en materias como la madera, la chapa... tantos tarritos misteriosos, los olores, la cantidad de frascos con colores de pigmentos en crudo... ¡Parecían magos! Realizó audiovisuales referidos a temas artísticos y sociales, entre otros, "La Forestal", con texto de Rafael Oscar Ielpi y escenografías para teatros independientes, entre otras: "El pan de la locura", y "El puente", de Carlos Gorostiza.

Desarrolló su actividad de pintor hasta 1968, momento en que junto con otros artistas, crean la experiencia más revolucionaria del arte contemporáneo: Tucumán Arde. Esta acción colectiva marca el corte con la pintura "tradicional" y lo lleva a elegir otros senderos. Continuará con la educación universitaria, pero su participación en la Biblioteca Popular Constancio C. Vigil marca un punto de inflexión en su vida.

Contaría esa experiencia así: "Fui a hacer el mural del frente del edificio, y me demoré, allí vi lo que pasaba, estuve 90 días colgado de los andamios. Vi el trabajo, la atención que se tenía a los chicos del barrio. Para mí, que no era del barrio, que venía de otro espacio, era muy ajeno. Me dijeron: «Quédese», y me quedé".

En la Biblioteca Vigil creó y dirigió la Escuela de Artes Visuales en lo que se llamó Universidad Popular y fue rector del Instituto Secundario desde 1975 hasta la intervención militar a la entidad. Pero si hay un hecho que trasciende en el tiempo es la creación de la Editorial Biblioteca produciendo un centenar de títulos, 2 millones de ejemplares referidos a temas educativos, artísticos, prosa, poesía, ensayos, historia, enciclopedias regionales. Obras valiosas, siempre presentes: "Rosario, esa ciudad"; "Santa Fe, el paisaje y los hombres"; "Paraná, el pariente del mar"; "Obra Completa", de José Pedroni; "En el aura del sauce" de Juan L. Ortiz; "La vuelta completa", de Juan José Saer, así como colecciones pedagógicas fundamentales.

En 1976 con el golpe militar, fue víctima de persecuciones teniendo que refugiarse en casas de amigos que valientemente le brindaron asilo para poder sobrevivir. Cesanteado de la Universidad, intervenida la Vigil, se dedicó a la gráfica como sustento y volvió a dibujar realizando, en la técnica del grabado, significativas obras que daban a entender el momento oscuro en que estaba sumergida la sociedad toda. A la vez que comenzaba a participar (casi en la clandestinidad) de las organizaciones de Derechos Humanos, y junto a las Madres de la Plaza, comenzó a rondar con ellas en la Plaza 25 de Mayo.

Con el regreso de la democracia, las autoridades constitucionales lo reintegraron a la vida universitaria en 1984 designándolo director de la Escuela de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Rosario, cargo que ocupó hasta 1990, y reincorporándolo en la Facultad de Arquitectura.

Para Ediciones de Aquí a la Vuelta dirigió una colección de 24 fascículos referidos al pasado y al presente de la vida política, social, económica y cultural de Rosario. Con su propio sello editorial, Ediciones Paralelo 32, creado en 1982, editó títulos de arte, psicopedagogía y teatro. En esta especialidad publicó a los autores prohibidos por el proceso militar: Gorostiza, Cossa, Dragún, Somigliana, Halac, entre otros. En 1993 creó y dirigió la revista de educación y cultura El Tintero Verde.

En noviembre de 1994 fue invitado a participar en el Coloquio Internacional "Con Korczak, en la encrucijada de los valores educativos" que se realizó en Sion, Suiza. En el Coloquio tuvo a su cargo el Taller "Korczak, precursor y padre de los derechos del niño. El combate actual por la Declaración de los Derechos del Niño". Más tarde, en el año 2000, fue distinguido por el Presidente de la República de Polonia por sus trabajos referidos a Korczak.

En 1995 dirigió un seminario referido a los derechos humanos en los Cursos de Verano de la Universidad de Laguna y el Ayuntamiento de Adeje, en Tenerife. En el mismo año inauguró -junto con el escritor Osvaldo Bayer y Darwinia Gallicchio, de Abuelas de Plaza de Mayo- el Seminario-Taller "Teoría General de los Derechos Humanos" en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario.

En el 2001 publicó el libro "Janusz Korczak. Maestro de la Humanidad" en la Editorial Novedades Educativas, y con anterioridad "La Biblioteca Popular Constancio C. Vigil" en la editorial Historias de Aquí a la Vuelta y "Los Rosariazos de Mayo y Setiembre de 1968" en Ediciones Amsafe.

Fue director de Ediciones Amsafe (editorial de la Asociación del Magisterio de Santa Fe), una de cuyas últimas producciones ha sido "Obras Completas" de Olga y Leticia Cossettini. Además dirigió la Biblioteca Popular Pocho Lepratti e integró la Comisión Investigadora No Gubernamental de los crímenes cometidos por la policía en Santa Fe en diciembre 2001.

Formó parte de la Asamblea de Recuperación de la Biblioteca Popular Constancio C. Vigil, constituida desde el 11 de marzo de 2004. En setiembre del mismo año fue designado "Ciudadano Ilustre de la ciudad de Rosario" por el Concejo Deliberante por su labor educativa, sus aportes a la cultura y por su compromiso permanente con los Derechos Humanos. La ciudad lo distinguió acompañándolo en una multitudinaria ceremonia.

Falleció el 3 de octubre de 2005 en la ciudad de Rosario tras una larga y dura enfermedad, que si bien limitó sus fuerzas, no pudo doblegar su lucha, su entrega y sus convicciones hasta el último minuto de su intensa vida.

Su condición de artista lo acompañó en todos los proyectos que emprendió: como pintor, docente, militante, editor, maestro... Una vida dedicada a su ciudad y su gente, a enseñar los valores que los seres humanos debemos defender y respetar, poniendo toda su capacidad afectiva e intelectual al servicio de los demás.
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Legado. Rubén naranjo dejó una obra con múltiples proyecciones en los campos de la cultura, el arte y los derechos humanos.

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