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domingo,
01 de
octubre de
2006 |
Cayó Tiro
Silvonei tuvo una tarde olvidable como todo Tiro
Luis Castro / La Capital
Silvonei quiso meter una gambeta al mejor estilo Hugo Gatti para sacarse de encima a un delantero calamar y salir jugando, pero lo hizo a lo Silvonei. Cabrera Acosta le robó la pelota y la empujó al arco para decretar el 2-0 que sería definitivo. Iban sólo 2 minutos del complemento y a esa altura el partido comenzaba a insinuarse como liquidado, algo que fue ratificado con el transcurrir del juego.
El grosero error del arquero sepultó cualquier intención tirolense por cambiar el destino de un choque que casi siempre estuvo controlado por el calamar. Claro, parecerá que Silvonei cargó con la cruz de la derrota. Y si bien tuvo gran parte de culpa, lo cierto es que los dirigidos por Leonardo Abratti se olvidaron de jugar y protagonizaron una lastimosa puesta en escena.
Tiro arrancó mal y terminó peor. Porque nunca le encontró la vuelta al partido y tampoco tuvo un patrón de juego.
La chilena que ensayó Perezlindo en el arranque sólo fue un espejismo de lo que se esperaba, ya que después Platense mostró porqué quiere ser candidato con un zapatazo de Sánchez desde afuera del área para meterla contra el palo derecho de Silvonei haciendo estéril su estirada.
El calamar, sin demasiado esfuerzo, se adueñó del mediocampo y tenía controlado a los Tigres, que lanzaron un par de zarpazos con un remate desviado de Marcelo Penta y otro de Santiago Bianchi que Campodónico hizo fácil.
En las primeras imágenes del complemento sucedió lo dicho, con Silvonei complicándose de manera innecesaria para regalarle el segundo tanto a la visita. Y todo se vino abajo. El golpe anímico caló hondo en los jugadores. Y también en el banco, desde donde se procedió a realizar movimientos tácticos un tanto incomprensibles. El uruguayo Pablo Melo (defensor) ingresó por Penta (volante) con el fin de formar una línea de tres y mandar a los laterales un poco más adelante.
A pesar de eso, todo siguió como entonces. Platense le bajó la persiana al encuentro convencido de que los tres puntos ya estaban en su poder. La lectura que hacía era clara, porque el poder ofensivo de Tiro era endeble. Un par de disparos a través de tiros libres y una enorme atajada de Campodónico para sacarle el gol a Sáez sobre el final ilustraron el paisaje final teñido de incertidumbre con los incidentes que se produjeron durante el segundo tiempo y al concluir el duelo (ver aparte).
Tiro no jugó a nada, se equivocó demasiado y lo pagó caro. Y sin mucho esfuerzo, el calamar se apoderó de los tres puntos en una tarde negra para los Tigres de Ludueña.
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Fotos
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Erroz y Rojas luchan por la pelota.
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