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domingo,
01 de
octubre de
2006 |
Ramadán amargo en Beirut a causa de la guerra
La euforia por la presunta "victoria" sobre Israel se trastoca en tristeza ante la escasez que trajo el conflicto
Beirut. - Los aumentos de precio y la falta de dinero provocados por la reciente guerra con Israel están aguando el espíritu del Ramadán en el sur shiíta de Beirut. Los musulmanes del mundo entero comenzaron hace una semana el mes lunar del Ramadán, durante el que se abstienen de alimentarse o beber desde el alba hasta el crepúsculo y destinan más tiempo a la oración.
Los cristianos de Líbano, así como los musulmanes sunitas y shiítas, están sintiendo el impacto de la guerra de 34 días con Israel, que dejó 1.200 libaneses muertos, en su mayoría civiles, y destruyó puentes, caminos y líneas eléctricas, además de miles de viviendas, especialmente de los shiítas, base de apoyo de la milicia extremista Hezbolá, contra la que combatió Israel.
Hezbolá proclamó reiteradamente su "victoria divina" en el conflicto. Pero en los suburbios del sur de Beirut una atmósfera pesimista rodea el baluarte de la milicia shiíta, que aún lleva muchas de las peores cicatrices de los ataques aéreos de Israel que dejaron a miles de familias sin hogar. En lugar de faroles y banderas colgadas en las calles para convocar a los musulmanes a que den dádivas a los pobres, los postes de luz muestran fotos de los cientos de guerrilleros muertos durante la guerra.
"No hay alegría ni dinero"
"Este Ramadán es diferente. No hay alegría. Todos están tristes. No hay economía, ni trabajo, ni dinero", afirmó Khodor Dawoud, un pescador de 74 años. En donde una vez se alineaban en las calles altos edificios, se erigen pilas de escombros. El aire está lleno de polvo y gran parte de los restos aún bloquean las calles de los suburbios del sur de Beirut, causando grandes embotellamientos de tráfico.
"Uno se cansa del polvo y tiene dificultades para respirar", comentó Bilal Khadrouj, 38 años, propietario de una casa de cambio. "Y en lugar de cerrar a las cinco de la tarde, tengo que hacerlo a las cuatro. Es que aunque mi casa está sólo a tres kilómetros, muchos de los caminos están bloqueados por escombros", agregó.
La alta demanda normalmente hace subir el precio de los alimentos durante el Ramadán en todo Medio Oriente, ya que los musulmanes tienden a recibir a sus amigos y familiares con espléndidas comidas que marcan el fin de cada día de ayuno. Pero muchos libaneses se quejan de que mientras numerosas personas están desempleadas, los aumentos de precio, especialmente en productos frescos y carne, parecen peores que en años anteriores. "Evitamos comprar, así que no comemos", explicó Hussein Mashlab, de 74 años, dueño de un negocio de electrodomésticos, añadiendo que tendrá una caída del 60 por ciento en sus ganancias en comparación con el último Ramadán.
"Después de la guerra no hemos estado cómodos y el ayuno es duro. Para poder ayunar necesitamos paz mental. Esta guerra económica es muy difícil", indicó Hala Abdullah, una enfermera de 36 años.
Algunos comerciantes dijeron que se vieron forzados a bajar los precios de los alimentos para intentar atraer a sus clientes, pero con escaso éxito. "No hay trabajo, ni compradores, ni dinero. Recortamos nuestros precios pero aún así nadie compra", explicó Bassam Ibrahim, de 32 años, cuya familia es propietaria de una tienda de comestibles. "Durante el último Ramadán ganamos 6.000 dólares. Este año sólo espero llegar a 1.000", agregó.
Los residentes dijeron que el precio de la lechuga subió seis veces, lo cual es una frustración para muchos, ya que es un ingrediente clave en una ensalada tradicional de Medio Oriente que los libaneses comen cuando terminan su ayuno. (Reuters)
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