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 domingo, 01 de octubre de 2006  
La senda de Fidel, aunque con estilo propio
Raúl Castro gobierna interinamente a Cuba. Más discreto pero con los ideales revolucionarios en alto

Silvia Ayuso

La Habana. - Cuando se cumplen dos meses del histórico traspaso -temporal- de poder en Cuba y la mitad casi exacta del plazo autoimpuesto por Fidel Castro para recuperarse de su operación, hasta el 2 de diciembre, el gobernante interino, su hermano Raúl, ha confirmado el continuismo en el gobierno de la isla, aunque marcando cada vez más su estilo propio, muy alejado del de su iconográfico hermano mayor.

Aunque algunos aseguran ver el principio del fin de la era castrista -es la primera vez en más de 47 años que Fidel Castro no está dirigiendo directamente los designios de Cuba-, hasta el momento, al menos formalmente, todos aquellos que avizoraban una transición o al menos una apertura "a la china" han visto frustradas sus expectativas.

De hecho, en Cuba los medios de comunicación locales, todos ellos oficialistas, ni siquiera se refieren a Raúl Castro como presidente o gobernante "interino o en funciones", sino que siempre encabezan sus alocuciones con sus largos títulos como "segundo secretario del comité central del Partido Comunista de Cuba y primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, general del ejército". Y éste hasta el momento ha proseguido la senda exactamente ahí donde la dejara su hermano, si bien marcando un estilo propio más acorde con su personalidad no tan dada a figurar en primer plano.


Bajo perfil
Raúl Castro, de 75 años y cinco menor que Fidel, ha mantenido durante el casi medio siglo que lleva ostentado altos cargos del gobierno cubano un perfil bajo, alejado de los focos tan atentos siempre a su hermano. Sin embargo, tras un primer mes como gobernante interino en el que mantuvo esta línea de discreción, en las últimas semanas ha realizado cada vez más apariciones públicas, convirtiéndose en un "habitual" de las principales reuniones y asambleas del país.

El detonante fue la Cumbre del Movimiento de Países No Alineados (Noal) que se celebró a mediados de septiembre en La Habana. Hasta entonces, Raúl Castro apenas había hecho apariciones públicas -sólo se lo vio una vez en fotografías, junto al venezolano Hugo Chávez, y concedió una única entrevista, al diario oficialista Granma- desde que el 31 de julio Fidel delegara en él de manera temporal sus poderes.

Sin embargo, a partir de la cumbre, la "niña bonita" de Fidel Castro que logró reunir a apenas 150 kilómetros de EEUU a gran parte del "eje del mal" de Washington, Raúl se vio obligado a asumir un papel mucho más activo, pronunciando los discursos de apertura y cierre del encuentro internacional.

Pese a que las diferencias formales son claras -frente a los históricos largos discursos de Fidel los de Raúl son más bien cortos, y siempre leídos-, el mensaje ha sido básicamente el mismo, continuando la retórica contra el "imperio" (léase EEUU) y reafirmando la validez y continuidad de la "Revolución".

En su último discurso, durante la clausura del XIX congreso de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), el pasado miércoles, Raúl Castro llamó a defender Cuba ante los planes del "imperio" para imponer una "transición" que calificó como regreso a la "basura del capitalismo neocolonial".

Incluso mantiene la costumbre de su hermano de llevar uniforme durante actos de política interna y un traje oscuro cuando recibe a dignatarios extranjeros, actos que en los últimos tiempos ha realizado con mayor frecuencia y en los que parece sentirse cada vez más cómodo.

"No hay en el pensamiento político de Fidel y Raúl un alfiler de diferencia, como no lo hay en el compromiso y en la decisión y voluntad de entregar sus vidas por la revolución", afirmaba ya durante el Noal el canciller cubano, Felipe Pérez Roque, ante los requerimientos acerca de un posible cambio de rumbo para la isla bajo el mando de Raúl Castro.

Tampoco ha dejado pasar Raúl -al igual que el resto de los miembros del gobierno y organizaciones paragubernamentales- ocasión para mantener bien vivo el espíritu de "Fidel", a secas, como lo llaman en Cuba, de quien ha ido dando frecuentes noticias de una constante mejoría.

Con todo, y en un aparente intento de "curarse en salud" -o de dar la gran sorpresa del regreso triunfal, que todo cabe en el saco de las teorías nunca confirmadas oficialmente-, desde diversos sectores se han venido realizando gestos que cabrían interpretarse como un intento de conciliar a los cubanos con la idea de que Fidel Castro podría tardar más en regresar al poder o incluso nunca volver a ser el de antes.

Llama en este sentido la atención el hecho de que cada vez se distribuyan más fotografías de los dos hermanos juntos, como simbolizando una transición tranquila. Y también han aumentado los mensajes de compromiso con la "revolución" más allá de Castro, como en el congreso del CTC, en cuya declaración final se ratifica: "Acompañaremos a Fidel por siempre, y cuando por ley de la vida ya no esté con nosotros, estaremos de pie, en primera fila, luchando junto a Raúl y sus compañeros de gesta para hacer invencible la Revolución y el socialismo". (DPA)
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Raúl Castro fue el anfitrión de la cumbre de No Alineados.



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