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domingo,
01 de
octubre de
2006 |
Cocinas: sabores de vida
Mi querida amiga, el uso de ciertos ingredientes y hierbas aromáticas en la cocina da un sabor especial a los platos preparados tanto con pollo o carne, como con mariscos y pescados.
Pollo aromático
Ingredientes:
1 pollo
1 cucharada de harina
1 cucharada de manteca
1 cucharada de aceite
sal y pimienta
2 cebollas
2 tomates
1 cebolla de verdeo
150 gramos de panceta ahumada
500 c.c. de vino tinto
hierbas aromáticas
Quítele la piel al pollo, córtelo en presas y páselas por la harina que habrá condimentado con sal y pimienta. Ponga en una cacerola (es ideal para hacer al disco) la manteca y el aceite y dore allí las presas de pollo. Agregue las dos cebollas cortadas en rodajas, la cebolla de verdeo, los tomates cortados y la panceta ahumada cortada en daditos. Vierta el vino y las aromáticas y continúe la cocción a fuego moderado hasta que el pollo quede tierno. Si le gusta, puede añadir un pocillo de pasa de uvas o champiñones. Puede acompañar con arroz blanco o un puré de papas rústico.
Pulpo al romero
Ingredientes:
1 kilo de pulpo
1 ramita de romero
1 pocillo de aceite
1 diente de ajo
albahaca
2 cucharadas de puré de tomate
sal y pimienta al gusto
Lave y troce el pulpo. En una cacerola vierta el aceite, el ajo pelado, el romero y las hojas de albahaca para perfumar. Añada el pulpo y cocine a fuego lento. Cocine unos 15 minutos aproximadamente y añada el puré de tomate diluido en dos cucharadas de agua. Cocine una hora a fuego lento hasta que la salsa reduzca a un cuarto de su cantidad inicial.
Había una vez...
Hace mucho tiempo, un rey colocó una gran roca obstaculizando un camino. Luego se escondió y miró para ver si alguien quitaba la tremenda piedra. Algunos simplemente la rodearon. Muchos culparon a la autoridad por no mantener los caminos despejados, pero ninguno de ellos hizo nada para sacar la piedra del camino. Un vecino del pueblo que vivía en el sitio más descampado pasaba por allí exhausto con un fardo de leña sobre sus hombros y la vio. Se detuvo, luego se aproximó a ella, puso su carga en el piso trabajosamente y trató de mover la roca a un lado del camino.
Después de empujar y empujar hasta llegar a fatigarse mucho, con gran esfuerzo, lo logró. Mientras recogía su fardo de leña, vio una pequeña bolsita en el suelo, justamente donde antes había estado la roca. La bolsita contenía muchas monedas de oro y una nota del mismo rey diciendo que el premio era para la persona que removiera la roca como recompensa por despejar el camino.
El campesino aprendió ese día que cada obstáculo puede estar disfrazando una oportunidad, tanto para ayudar a los demás como para ayudarse así mismo.
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