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domingo,
01 de
octubre de
2006 |
Jardín japonés: búsqueda del paraíso
Los iluminados creen que el "paraíso del loto" está en cualquier lugar, los mortales por el contrario lo buscan en el jardín. La historia de la jardinería japonesa es también la historia de la búsqueda de un paraíso del loto, es decir, la del esfuerzo humano por alcanzar la existencia adecuada en y con la naturaleza. El jardín japonés o Shizen no es simple naturaleza, término que literalmente significa "ser que se ha creado a sí mismo". Se incluye en el campo de la arquitectura y en la mejor tradición japonesa porque es una síntesis de arte y naturaleza (en Japón se diferencian dos tipos de percepción de la belleza: descubrir y admirarla en forma natural y casual, y por otro en la forma como la ha creado el hombre.
En el shintoismo, religión por excelencia de Japón, se suele adorar aquello que es único en la naturaleza como el Goshintai, la morada de una divinidad, que puede ser una roca con una forma extraña, un árbol curtido por el clima a lo largo de los años, un bonsái, una montaña escarpada de un modo insólito o una cascada de un tamaño imponente, pero también se reconoce la belleza en las formas que el hombre ha creado sistemáticamente, por ejemplo en las delicadas proporciones de una mampara de papel o en las celosías de madera de las fachadas de las casas, etcétera.
Históricamente el jardín japonés se divide en cinco grandes épocas:
Islas y lagos sagrados (el jardín del recreo) : los jardines de las épocas Asuka, Nara y Heian están dominados por los lagos e islas y son un reflejo exacto de la palabra japonesa para designar el paisaje, Sansui, que literalmente significa "montaña y agua". Son relativamente grandes y están concebidos para ser recorridos en barcos. Su objetivo primordial era la imitación de la naturaleza en sus manifestaciones externas como marco para el recreo de la corte.
Rocas en la arena (el jardín de la simplicidad): en los jardines de las épocas Kamakura y Muromachi se reconoce la influencia del budismo zen y la pintura paisajística. Kare Sansui es el nombre del escenario propio de esta época, un pequeño paisaje seco de "montana y agua". Sirven para la contemplación por lo que el espectador se debe situar en determinados lugares ya prescritos, además imitan la esencia interna de la naturaleza y no sus manifestaciones externas. En esta época los ideales estéticos de las artes zen empiezan a desarrollarse y a influir sobre todas las artes japonesas, incluida la jardinería.
Senda y destino (el jardín del regreso): los jardines de las épocas Azuchi-Momoyama son copias estereotipadas del jardín con lago o variaciones del jardín de paisaje seco. El escenario característico es el Roji, la senda que lleva al So-An, la cabaña con tejado de paja. Se trata del típico jardín del té, es bastante pequeño y proporciona el marco adecuado para esa ceremonia. Generalmente fueron realizados por sus propietarios y en algunos casos todavía representaban a la naturaleza en sus relaciones internas, más tarde se introdujeron formas y paisajes artificiales.
Paisajes de la literatura y la realidad (el jardín como sustituto del viaje): durante la época Edo, predominan los jardines que imitan de forma estereotipada del jardín con lago y el seco de épocas anteriores. Además se pone de moda el Shakkei, el arte de incorporar en la composición los elementos del paisaje del entorno. Es un jardín de paseo en el que a lo largo del recorrido el visitante es conducido por un camino que le ofrece Meisho o "vistas famosas". Estas pueden ser reproducciones a escala de bellezas naturales famosas o alusiones a las mismas, pero también pueden representar paisajes ficticios ensalzados con la poesía.
u El cantero y la piedra trabajada (el jardín como fruto de la imaginación): los jardines de la época Meiji muestran los estereotipos de los tradicionales. El nuevo prototipo que surgió a comienzos del siglo XX, y que ha mantenido su influencia hasta el mundo actual, está dominado por la piedra natural desbastada. Más tarde también aparecen los materiales sintéticos. Este prototipo ya no reproduce los paisajes que se encuentran en la naturaleza, sino que se concibe como una proyección egocéntrica: el jardín como fruto de la fantasía. El nuevo jardín, desarrollado a partir de la época Meiji, es una expresión del espíritu moderno que ha separado al hombre de la naturaleza en el que se descubre la voluntad de manipularla y dominarla.
Julio Vergara
Instructor de bonsái
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