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 domingo, 01 de octubre de 2006  
Educación: hijos exitosos

La búsqueda del éxito en la vida conlleva tanto riesgos y sinsabores como gratificaciones. Las personas tienen distintos conceptos del éxito de acuerdo a sus valores y expectativas. Si se enfrenta el desafío, primero habría que definir qué es ser exitoso ya que un estilo de vida que hace feliz a una persona puede no serlo para otra, aunque se la admire.

El no saber vivir el propio éxito o el ajeno, o no luchar, al menos, por conseguir metas parciales, trae como consecuencia inevitable la frustración. Más preocupante resulta cuando niños o adolescentes viven esta limitación por no contar con las herramientas que brindan los conocimientos y la experiencia. Un lugar muy frecuente donde se enfrentan con este tipo de conflictos es la escuela. Está claro que ésta no es la única causa de violencia escolar, pero sí es digna de ser tratada.

En ocasiones, los educandos suelen actuar con tal sigilo que los docentes no alcanzan a descubrir indicio alguno. Otras, las manifestaciones son notorias y a la vez resistentes a ser moderadas. De cualquier manera, sin un acompañamiento sostenido por parte de los adultos, los estudiantes enfrentarán dificultades agravantes para aprender. Y del escenario deseado en los aprendizajes y la adaptación social, se cae en el extremo opuesto: el de la mediocridad y la masificación.

Tiempo y esfuerzo

Trabajar para conseguir las metas personales puede requerir más tiempo y esfuerzo de lo imaginado. Se torna imprescindible la re-jerarquización de la perseverancia en el esfuerzo para obtener los objetivos pretendidos. El exitoso no malgasta su tiempo ni su energía en complots contra otros, lo emplea para desarrollar sus capacidades y su creatividad en función de un bien personal o comunitario.

El miedo al éxito es posible. Se cree no poder enfrentar las críticas y esto produce inacción. Para superarse se puede recurrir a personas confiables y comprensibles que sean capaces de contener y animar.

La acción demanda razonamiento, discernimiento, búsqueda de recursos y fortaleza. Además, trae aparejado su recompensa invaluable: la satisfacción de haber concretado la meta añorada. Paralizarse implica no darse la oportunidad de ser artífice de la propia vida.

Lamentablemente, se muestran sobrados modelos mediáticos de popularidad sin esfuerzo. Sabemos de la carencia de veracidad de la ciencia ficción y de los programas de entretenimientos. Es misión del adulto "hacer ver" y reflexionar junto a las generaciones jóvenes para que puedan ser felices encontrando su éxito personal.

Diversidad

La sociedad necesita de la variedad de roles y funciones. Si todos eligieran ser jugadores de fútbol o actores, indefectiblemente se produciría un caos social. Todo oficio, profesión y trabajo en general, realizado responsable y honestamente, dignifica al hombre. En la diversidad se encuentra la riqueza de la sociedad. Enseñar a respetarla compete a todos sus integrantes.

Es importante que el niño y el joven reconozca que su éxito será avanzar en el proyecto que elija para su vida basándose en sus competencias, gustos y aspiraciones. Quizás otros proyectos luzcan brillantes pero el único que lo hará sentirse pleno y feliz será el propio.

Aprender a elegir y disfrutar el éxito personal así también como aceptar el de los demás exige autoconocimiento y deseos reales de cambiar hábitos negativos. Permitirse el éxito es una oportunidad que todo ser humano debería regalarse para vivir la vida en plenitud y disfrutarla.

Alicia Caporale

Licenciada en Educación
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