|
domingo,
01 de
octubre de
2006 |
Arenas
movedizas
El mundo actual, impotente, va haciendo realidad el pensamiento universal del hombre: coexistir sobre arenas movedizas. Esa inestabilidad y los sensibles efectos de determinadas apreciaciones se manifiestan con fuerzas imprevisibles en escenarios de la humanidad que, por milenios, han concebido formas de vida, costumbres e ideologías político-religiosas afines a su idiosincrasia. No es extraño entonces que la reciente mención del Papa Benedicto XVI rescatando una cita del emperador Manuel II Paleólogo sobre el cristianismo y el islam allá por 1391 y en la que se menciona a Mahoma, haya provocado una incontenible y no menos apresurada reacción en el mundo musulmán. El hecho en sí requiere de un fino y conciliador análisis que contemple lo extemporáneo de la expresión y conlleva el propósito del amor y la pacificación. Desde su misión, los hombres gravitantes de la humanidad deben ceñirse a posiciones y discursos encuadrados en el inalienable respeto mutuo y que no lesionen lo que cada ser abrace como un sentimiento, credo, etcétera, y que por inviolable derecho lo acompaña durante su existencia. Oriente y Occidente atesoran a través de los siglos ciencia, arte y blasones que nunca deben ser empañados por hechos o circunstancias criteriosamente superables en los espacios del amor al prójimo, la mesura y las nobles intenciones. Debemos convenir en que el valor de la vida debe protegerse con la sabiduría de los elegidos. La humildad no es una vocación, sino un desprendimiento del alma.
Mario Torrisi, LE 5.976.188
enviar nota por e-mail
|
|
|