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domingo,
24 de
septiembre de
2006 |
De vuelta. Cielo Latini, la chica que fue anoréxica, cuenta su historia
Confesiones desde el
abismo de la delgadez
"Abzurdah", su libro, llegó al tope del ránking de ventas
María Laura Favarel / La Capital
Cielo Latini tiene 22 años, es de La Plata, pesa 55 kilos y se atrevió a escribir su historia, un relato perturbador de una adolescente cuya dependencia amorosa la llevó a sufrir un cuadro de bulimia y anorexia, a defender públicamente la enfermedad y a intentar el suicidio. Aún en tratamiento, dialogó con La Capital cuando visitó Rosario para presentar su libro. La marginación, una compleja relación por internet, la obsesión y el camino a la enfermedad se recorren en este diálogo.
-¿Qué te motivó a relatar esta historia que causó tanto dolor en tu vida?
-Alguien me dijo que tenía talento para escribir y creo que fue positivo para abrir los ojos a los padres, que no se dan cuenta de lo que les sucede a sus hijos adolescentes. Una madre me dijo: leí tu libro y creo que a mi hija le pasa lo mismo, y así fue.
-¿Cuáles son los temas principales que tocás en "Abzurdah"?
- Lo que sufre toda adolescente, como la soledad, la marginación en el colegio por ser gorda, la anorexia, el suicidio, la influencia mediática, los amores obsesivos y la relación con los padres.
-¿Fuiste gordita alguna vez?
-En el colegio era la más gordita. No tenía amigos, me la pasaba leyendo. Cuando empecé a adelgazar me di cuenta de que me hablaban más, me invitaban a bailar, y me sentía mejor. A los 14 años dejé de comer 15 días porque me había enojado con mis viejos y empezó a sonar el teléfono: entonces me dije ¿qué onda? ¿soy flaca y me empiezan a llamar?
- ¿Qué te pasó con tus padres?
- Lo típico, problemas de comunicación, porque los padres no saben cómo llegar a sus hijos, y a los hijos nos da vergüenza reconocer ante ellos lo que nos está pasando.
-¿Cómo comenzó esa obsesión amorosa por Alejo?
-Lo conocí por chat a los 14 años, el tenía 10 más que yo, y mi vida se volvió totalmente dependiente de él, hasta el punto de que cuando me dejó pensé que ya no servía seguir viviendo. El fue el detonante de la enfermedad. Esto es un aviso para que los padres sepan que en internet hay muchos perversos. Todos los días chateaba con un grupo de casi 50 personas. Una noche nos juntamos en un restaurante de Capital. Mis padres me llevaron hasta allí y fue donde lo conocí personalmente. Después me fui a vivir a Capital para estudiar periodismo pero en realidad sabía que era para estar más cerca de él.
-¿Tus padres conocían esa relación?
-Conocían a Alejo, pero no sabían lo que suponía para mí y cómo me destruía...fueron 8 años de esclavitud.
-¿Entonces llegaste a pesar 45 kilos?
- Era por agradar a Alejo, que cuando me decía que estaba linda significaba que estaba flaca. Pero a los 17 años, cuando viajé a Mar del Plata con una amigas, pasó lo peor. Esperaba que fuera Alejo y no fue. Entonces me emborraché y una amiga me ofreció a meter-me los dedos para que vomitara y me sentí mejor. Al otro día volví a hacerlo y así, sin querer, me volví bulímica, hasta que me empezó a doler mucho la garganta y me lastimé los dedos. Entonces decidí dejar de comer, y bajé 10 kilos en tres meses.
- ¿Reivindicaste los derechos de las anoréxicas?
- En realidad hice una página web que promovía la reunión de las chicas anoréxicas. Pensaba que ya que todas nos entendíamos podíamos hablar del tema. Nos escribíamos miles de mails.
-¿Cuándo pensaste en la muerte?
-Cuando Alejo no estuvo más sentí que no tenía nada más que hacer. Era una carga para mis viejos, que me veían mal. Mis amigas se dieron cuenta de que había perdido mucho peso y los llamaron. Lo consideré una traición, las dejé de ver y me quedé sola en un departamento en Buenos Aires. Iba a clases pero no entendía lo que decían los profesores. Caí en una depresión y me quise cortar las venas, pero no fue suficiente. Fui a un psiquiatra y le pedí pastillas para dormir, junté un montón y me las tomé todas juntas.
-Y estás viva...
-Sí, fue un fracaso. Me despertó el timbre de una amiga, Pilar, 20 horas después. Cuando bajé, Pilar se asustó, porque había agarrado una hoja de afeitar, me había pelado y cortado parte de la cabeza. Tenía sangre en la cara. Ahí me internaron tres meses y comencé un tratamiento psicológico con nutricionistas y otros médicos.
-¿Cómo fue la curación?
-Todavía estoy en tratamiento. Iba todos los días al psicólogo, de domingo a domingo y pude expresar todo lo que me estaba pasando.
- ¿Cuál es ahora tu proyecto?
- Quiero seguir escribiendo, ahora puede ser una novela. No quiero seguir hablando de mí. Ahora vivo con mis papás en La Plata, estoy de novia, y espero que ninguna otra persona caiga en los errores que yo cometí.
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Cielo Latini advierte sobre las relaciones por internet.
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