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 domingo, 24 de septiembre de 2006  
Otra generación conectada. La telefonía móvil apuesta a ganar el segmento infantil. Los padres esgrimen razones de seguridad
Cada vez hay más chicos que tienen celulares en Rosario
En los locales de Personal, CTI y Movistar dicen que cuatro de cada diez ventas van a parar a niños de 8 a 14 años

Silvina Dezorzi / La Capital

Los padres argumentan que se los compran por seguridad, que así pueden ubicar siempre a sus hijos. Los chicos dicen otra cosa: que los usan sobre todo para mandarse mensajitos con los amigos y jugar. Para una u otra cosa, el teléfono celular ya dejó de ser un objeto apetecible sólo para adultos y adolescentes, y viene copando un nuevo mercado: el de los niños. Aunque tanto empresas como consultoras afirman que no existen números ciertos sobre el uso infantil de telefonía móvil (siempre son adultos quienes los compran), se estima que de los 30 millones de celulares que habrá en el país a fin de año no menos de tres o cuatro millones estarán en manos de chicos. Y en los locales céntricos de las firmas CTI, Personal y Movistar que recorrió La Capital todos admitieron que la penetración del producto en el segmento infantil es un fenómeno en fuerte alza y cada vez con una menor edad de inicio. En promedio, estimaron que las ventas de teléfonos para chicos de 8 a 14 años ya representa un 40 por ciento del total.

El tema fue abordado a fines del 2005 por Convergencia Research, la división de investigación y consultoría de una compañía líder en información especializada sobre telecomunicaciones en Latinoamérica. La hipótesis del estudio, de alcance nacional y con Rosario representada en la muestra, fue que los sectores socioeconómicos medios-altos y altos serían el segmento que más dinamizarían el mercado de los celulares este año, "a través del recambio de equipos y la contratación de nuevos para niños y adolescentes".


Tres argumentos
El director de la consultora, Ariel Barlaro, contó que el estudio observó la constante presencia de la idea de "necesidad" como disparador de la compra de un celular para un niño. Con tres argumentos principales: el primero, de fuerte predicamento entre los padres, fue la seguridad: que sus hijos siempre estén "ubicables".

Esta concepción es definitoria porque, aun siendo un producto para chicos, "la decisión de compra sigue estando en poder de los adultos". Es más, a diferencia de otros destinos del presupuesto familiar, "normalmente la compra de un celular para los hijos es decisión de la madre". Es decir, de quien está más cargo del control de horarios y actividades. Por eso la edad de compra está ligada al momento en que los chicos empiezan a "moverse solos".

La segunda razón, que surge de boca de los propios niños, es que con los teléfonos se puede jugar. "Entre los más chicos aparece la dimensión lúdica: la idea de tener juegos a mano en el celular, el ring tone y el fondo de pantalla son tres cosas que los seducen", explica Barlaro, convencido de que para los menores de 14 años, a diferencia de los adolescentes, el celular "es más un juego que una herramienta de comunicación".

La tercera razón esgrimida para regalar un teléfono celular a los más chiquitos "no marca una necesidad clara, sino un exceso de oferta": los planes corporativos, que permiten acceder a un determinado número de líneas a precios relativamente bajos, sin costo en las llamadas entre sí. "Eso hace que se terminen dando celulares a los más chicos o hasta a la abuela", dice Barlaro.

Esas conclusiones del estudio, restringido a familias con ingresos de 1.500 pesos para arriba, aparecen ratificadas en la palabra de los vendedores, de los padres y hasta de los propios chicos.

De los nueve locales de empresas recorridas por este diario surgen numerosas coincidencias. Los vendedores afirman que ya venden celulares para chicos de 8 años, aunque la edad de mayor consumo infantil todavía ronda los 11 o 12.

Dicen que los padres arguyen razones de "tranquilidad", "seguridad" y "control" sobre sus hijos, mientras a su lado los chicos sólo repiten "quiero este". Y "este" suele ser un celular con cámara de fotos y mensaje multimedio, de no menos de 300 pesos. Los más austeros se llevan equipos básicos a veces por menos de 100 pesos. Y todos con tarjeta de carga.

"Todas las ofertas de los operadores de celular han ido a ese segmento en los últimos dos o tres meses: hay juegos, salvapantallas, accesorios y un packaging del teléfono móvil transformado en juguete", sostiene Barlaro. Y es más, cuenta que "Disney aparece como el mayor protagonista de este avance y viene jugando fuerte en la industria del celular; por lo que, junto a otras marcas para chicos, va a terminar superponiéndose o sobrepasando a la industria clásica de telefonía celular".

Y en los locales eso se ve. Hay paneles completos de accesorios infantiles: fundas, carcazas, luces y cables con las imágenes de Mickey, Minnie, Bugs Bunny, Winnie Pooh, las Chicas Superpoderosas, el Demonio de Tasmania, Batman, Superman y una interminable saga de personajes del cine. En el caso de CTI, hay incluso un kit especialmente dirigido a los chicos cuya promoción reza: "Mi primer CTI móvil. Divertite con tus amigos, mandá mensajes, jugá".

Efecto imitación
Y claro, una vez que en el grado aparece un alumno con celular, el aparato pasa a ser el sueño del resto, produciendo un "efecto imitación: cuando el celular empieza a entrar a la escuela, si lo tiene uno, ya lo quieren tener todos. Más cuando hay planes relativamente económicos", razona el consultor especializado en telefonía.

Algo así cuentan los propios chicos (ver aparte), al igual que ocurre con internet: cuando un consumo alcanza un cierto nivel de generalización, quien no tiene acceso se siente un paria. "Cuando la red deja de ser minoritaria, al que queda afuera se le hace más aguda la necesidad y lo vive como una desconexión", interpreta Barlaro.

Sea como sea, de los 30 millones de teléfonos celulares en uso que se esperan para fin de año en Argentina (lo que representa el 75 por ciento de la población), la estimación es que no menos del diez por ciento estará en manos de menores de 14 años. Sobre todo, porque entre los más de siete millones que se sumarán a lo largo del 2006 aparece una fuerte participación de ese segmento. En promedio, según los negocios consultados, ese consumo ya representa un 40 por ciento.


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Para fin de año habrá unos 30 millones de aparatos en el país.

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