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sábado,
23 de
septiembre de
2006 |
Un fantasma que recorrió América latina
Durante años fue un fantasma que consiguió escapar a servicios de inteligencia de toda América. La muerte finalmente encontró a Enrique Gorriarán Merlo en una cama de hospital, minutos antes de una complicada operación cardíaca, lejos de épocas violentas y atentados terroristas. Formado intelectualmente en una familia radical de San Nicolás, Gorriarán se sumó a los 27 años al PRT-ERP de Mario Santucho, que propiciaba la lucha armada contra el régimen militar. Con un perfil orientado más a las armas que a la doctrina, Gorriarán estuvo a cargo de la primera acción armada del ERP: el ataque a una comisaría de Rosario, en marzo de 1971. Poco después fue detenido y trasladado a la cárcel de Rawson junto a gran parte de la cúpula de la organización guerrillera. Logró escapar a Chile en 1972, en una espectacular operación. Luego se trasladó a Cuba. Sin embargo, regresó meses antes de la restauración democrática de 1973, ya convertido en uno de los líderes de la organización guevarista.
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