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 sábado, 02 de septiembre de 2006  
Crimen con sello mafioso en Paraguay al 5100
Lo asesinan de tres balazos, en su casa y ante sus hijos
Rubén Candia trabajaba como cartonero y tenía cuatro hijos, uno de los cuales estaba en sus brazos al morir

Sucedió el jueves pasadas las 20 y tuvo los condimentos de un crimen mafioso. Tres hombres entraron sin mediar palabras a una precaria vivienda de Paraguay al 5100 y cuando vieron a Rubén Darío Candia, de 30 años, no le dieron tiempo a reaccionar. Tres disparos en el pecho con una pistola calibre 11.25 fueron suficientes para terminar la historia. Nada amilanó a los agresores. Ni siquiera que Candia tuviera en brazos al menor de sus cuatro hijos. "Esto es muy extraño", precisó uno de los pesquisas que trabajan en la causa. "El fallecido no tiene antecedentes, era ciruja y los matadores no titubearon. Es más, para matarlo corrieron del medio a una de las hijas de Candia, una nena de 8 años", precisó el vocero.

Fue una exhibición digna de una película de sicarios bien entrenados, pero con el marco de pobreza y exclusión social. Si bien nadie en el barrio se asombra por escuchar disparos durante la noche en la zona de Paraguay entre Lamadrid y Regimiento 11, la muerte de Candia sorprendió a todos. Este hombre de 30 años, que cirujeaba para ganarse el mango, vivía en una humilde casilla junto a Fernanda, su compañera, de 26 años, y sus cuatro hijos. Una familia tipo en el barrio, de las que sobrevivieron a la demolición del Fuerte Apache y tuvieron que reubicarse cómo y dónde pudieron.


Entrada sorpresiva
La noche del jueves, la pareja y sus cuatro hijos estaban en el dormitorio de la humilde vivienda cuando todo se desencadenó. "Lo que cuenta la mujer es que estaba con su esposo y los chicos en el dormitorio de la casa. De improviso escucharon que habían ingresado algunas personas. Entonces Candia se asomó con su hijo de cinco meses en brazos como para atender y sin mediar palabras le dispararon", según explicó un vocero policial.

Lo que vio Candia segundos antes de morir es lo que se describe en las crónicas policiales como un ajuste de cuentas. "Tres hombres armados le apuntaron y dispararon. La víctima recibió tres disparos en el pecho, sobre el lado derecho. Se ve que Candia, al ver que le iban a disparar, intentó cubrir a su hijo de los impactos", confió otra fuente. Cuando Fernanda escuchó la serie de detonaciones fue hacia la cocina y se encontró con su hijo llorando y con su pareja agonizante en un charco de sangre. En el suelo había tiradas dos vainas calibre 11.25, un arma de guerra.

"Todo sucedió delante de los hijos de Candia. Criaturas de entre 3 y 8 años, que salieron por detrás del padre cuando éste fue a atender. El que disparó, apartó a la nena de 8 años, antes de tirarle", precisó la fuente policial. Cuando las sirenas y las luces de los móviles del Comando Radioeléctrico inundaron la noche de Fuerte Apache, ya nada se podía hacer para salvarle la vida a Rubén Darío Candia, que quedó tirado sobre el piso de la cocina. Su cuerpo fue trasladado primero al Hospital de Emergencias Clemente Alvarez y luego al Instituto Médico Legal para practicar la autopsia.
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