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sábado,
02 de
septiembre de
2006 |
La literatura y la historia
Por Marisol Ezzati
Un gran porcentaje de los libros de la feria corresponde a libros de historia, pero no la tradicional, sino la revisionista; aquellos que presentan otra mirada sobre los hechos. Ya sea por medio de investigaciones e informes o de ficciones, se intenta buscar otra versión del pasado.
Los más solicitados son Pigna y O’ Donnell, entre otros. Además hay varias actividades planteadas en el marco de la feria relacionadas con la historia, más precisamente con la historia reciente de nuestro país (y dolorosa en muchos casos), pensadas para preservar la memoria de las nuevas generaciones.
Inclusive en el espacio televisivo, los programas que tratan estos temas van ganando un lugar. La gente comienza a interesarse por el pasado y sobre todo a cuestionarlo, a reflexionar.
¿Pero esto se debe a un fenómeno mediático, a un tema de moda o a un verdadero interés? Por supuesto que los medios de comunicación tienen mucho que ver con esto, pero este fenómeno va más allá, se acerca al deseo de conocer de cada persona.
Está de moda discutir. Hubo una época en la que esto no era posible, debíamos aceptar la versión de los maestros como la verdad absoluta. Sin embargo después de tantos años de silencios y censuras ha llegado el momento de pensar, de cuestionarse sobre todo lo que nos enseñaron; de seleccionar entre todas las visiones del pasado, de analizarlas y formar nuestra propia opinión.
“El que no conoce el pasado no está bien preparado para vivir el futuro” dijo Mabel Pagano en la presentación de su libro “Cartas con historia”. La historia es la memoria de los pueblos, la manera de recordar, para aprender, tanto de los aciertos como de los errores, para evitar que se cometan nuevamente y comenzar a formar una sociedad mejor.
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