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sábado,
02 de
septiembre de
2006 |
No pudieron evitar el remate de la vivienda de una mujer
Nadie pudo lograr ayer la suspensión del remate de la vivienda de una mujer discapacitada. Así, Analía Cognini, de 35 años, vio en el Colegio de Martilleros (Entre Ríos al 200) cómo subastaban en 42 mil pesos el galpón de Ayacucho al 5800 que ella utilizaba como vivienda. En rigor, la mujer ya había perdido su casa y ese espacio era lo único que le quedaba.
La mujer atraviesa serias dificultades de salud, no tiene familiares directos y sobrevive con una pensión de 300 pesos. Pese a esa situación, ni Analía ni las organizaciones de defensa de la vivienda única pudieron lograr que la jueza Civil y Comercial de la 8ª Nominación, Liliana Giorgetti, diera marcha atrás con su decisión.
Lo cierto es que esta es la segunda vivienda que pierde la mujer. Según indicaron de la Asociación de Usuarios de Servicios Financieros (Asuserfi) que la acompañaban, su casa ya se la habían rematado y el galpón era lo único que le quedaba. "Lo que se hizo fue realmente un crimen", dijo Ana Pereyra, miembro de la entidad.
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