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 sábado, 26 de agosto de 2006  
Efemérides
Un 26 de agosto...

Guillermo Zinni / La Capital

1883: Krakatoa, la mayor explosión volcánica de toda la historia de la Tierra

A comienzos de 1883 Krakatoa era una más de las islas volcánicas del planeta. Situada entre Java y Sumatra, actual Indonesia, cubría un área de 28 kilómetros cuadrados. Los isleños no se preocupaban por el volcán, de 820 metros de altura, pues la última erupción había sido en 1681 y algunos hasta pensaban que se había extinguido. El 20 de mayo de 1883 el cono de la montaña ardió con vida, lanzando al cielo una ceniza caliente. Sin embargo, en los meses siguientes sólo manifestó unas pequeñas erupciones. Todavía eran pocos los preocupados. A fines de agosto de ese año se oyeron fuertes estruendos subterráneos, como si una bestia gigante despertase, y el 26 por la tarde la isla fue sacudida por una ensordecedora explosión. El cono central entró en erupción violenta y lanzó una columna de humo y cenizas que alcanzó los 27 mil metros de altura. Como en una escena del Juicio Final, mil ochocientos años después de que el Vesubio destruyera las ciudades romanas de Pompeya y Herculano, una explosión desgarró a Krakatoa y disolvió dos tercios de la isla en más de 19 kilómetros cúbicos de roca que lanzó al aire. Las piedras fueron catapultadas 55 kilómetros hacia arriba, pasando a la estratósfera. Por unos minutos el cielo se oscureció y poco después un área de 280 kilómetros a la redonda se sumió en total oscuridad. En Yakarta (Java), a 160 kilómetros de distancia, el estruendo ensordeció a los pobladores temporalmente, mientras que a más de 4.800 kilómetros hacia el oeste, sobre el océano Indico, la gente imaginó que una gran batalla naval se estaba desarrollando tras el horizonte. Algunos consideran que la fuerza fue equivalente a la de cientos de miles de bombas atómicas. La explosión abrió un gigantesco cráter de 6,4 kilómetros de diámetro por 275 metros de profundidad y las aguas se precipitaron con tal fuerza que crearon un maremoto con olas que llegaron a los 1.120 kilómetros por hora de velocidad, más de 35 metros de altura, y que recorrieron distancias de hasta 13.000 kilómetros. Tierras e islas fueron literalmente barridas: 36.000 personas murieron ese día. Las casas fueron borradas en un radio de 160 kilómetros. La onda expansiva recorrió el aire alrededor del globo siete veces y casi la mitad de la Tierra recibió sus efectos. El polvo suspendido en la atmósfera tardó luego tres años en asentarse por completo. El acontecimiento fue considerado como la mayor explosión natural de toda la historia de la Tierra.
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