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sábado,
26 de
agosto de
2006 |
Los malos
de la película
La carta del miércoles pasado firmada por Ariel Pérez, titular de la Asociación Civil de Usuarios de Servicio Público, se refería entre tantas cosas a las falencias del sistema de taxis en la ciudad. Y mi duda es si el servicio de taxis está realmente colapsado porque existen pocas licencias o porque no está debidamente acompañado de un eficiente servicio de colectivos. ¿O acaso el único servicio público es el taxi? ¿Cuál de los dos servicios es masivo? Hasta me atrevería a tirar números: mientras que uno mueve 14 millones de pasajeros anuales, el otro no llega a la mitad. Es más, lo invito a este señor a que me acompañe a recorrer la ciudad después de las 21, cuando las frecuencias de colectivos llegan a ser de hasta una hora entre coche y coche. Ni hablar de los fines de semana que a la madrugada en muchos casos evitan la zona de los boliches desviando su recorrido. Ante todo esto, estimado, por supuesto van a faltar taxis. Súmele que si hay controles de alcoholemia la gente opta por el taxi; por seguridad opta por el taxi y si a eso tenemos en cuenta que tampoco aún nadie ha garantizado nuestra propia seguridad lamentablemente estamos en un camino sin salida. La gente cree que cuanto más mejor, pues en este caso en particular no es así. Si aumentan las licencias habrá más taxis, sí, pero estos van a circular por donde los otros ya circulan. A mí en el fondo me da tristeza que se acuerden de los taxis ahora. Quisiera saber dónde estaba este buen hombre cuando los coches de alquiler llevaban puesto en su parabrisa "descuento de 50%" para poder hacer un viaje.
Pablo Gabriel Giménez, DNI 21.531.682
[email protected]
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