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sábado,
19 de
agosto de
2006 |
Lo negativo
No hay una línea de juego. Central no termina de decidir a qué jugar, porque en realidad aún no sabe cómo jugar.
La escasa generación de juego ofensivo lo transforma en un equipo previsible, controlable y, lo que es peor, bastante inofensivo.
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