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 sábado, 19 de agosto de 2006  
La enseñanza frente a las nuevas culturas juveniles

-¿Están preparados los docentes para responder a las nuevas culturas juveniles? ¿Qué falta en este terreno?

-En efecto, para ser un buen docente no basta saber qué es lo que hay que enseñar y cómo hacerlo. También es preciso conocer profundamente a los aprendices. Los adolescentes y jóvenes llegan a la escuela con sus propios saberes y cultura. Es cada vez más probable que exista una distancia considerable entre la cultura de los aprendices y la cultura del programa escolar. Esta distancia adquiere modalidades diversas, según la clase social y el universo cultural de pertenencia de los alumnos. Los docentes de hoy necesitan saber algo más que psicología del aprendizaje, necesitan conocer las configuraciones culturales de las nuevas generaciones. No pueden dar por descontado que los alumnos que tienen en el aula están interesados por los contenidos del programa escolar. En las condiciones actuales, el conocimiento de la cultura de los alumnos es una condición necesaria para establecer una corriente de comunicación y para garantizar una relación de confianza entre docentes y estudiantes. Conocer la cultura de los alumnos no significa compartirla o elevarla al rango de cultura legítima y alternativa a la cultura escolar. Los alumnos tienen derecho a acceder a los frutos más complejos y poderos de la cultura universal. Pero ésta no se impone por su propio peso, ni menos mediante la desvalorización de la cultura de origen de los estudiantes.

-Aunque se los menciona como una clave en las discusiones, hasta el momento son contadas las experiencias donde se han invitado a los estudiantes secundarios a opinar sobre qué escuela quieren. ¿Qué lugar entiende deberían tener éstos en la participación por la nueva ley?

-En las sociedades complejas se puede participar en la vida pública de diversas maneras. Uno bien puede hacer llegar al Ministerio de Educación su opinión en forma escrita. Pero es probable que esta opinión individual se pierda en la masa de otras opiniones individuales. La suma de las opiniones individuales es la opinión pública que se expresa en los porcentajes que producen las encuestas de opinión. Otra manera de participar es la que se canaliza a través de las organizaciones representativas de intereses. Los estudiantes secundarios existen como individuos y como miembros de organizaciones que de alguna manera los representa. No existe, a mi entender, una organización nacional que tenga el monopolio de la representación de los estudiantes secundarios (como sí existen unas pocas organizaciones nacionales que representan a los docentes o a los asalariados). Pero sí existen instituciones corporativas que representan a ciertos grupos de jóvenes caracterizados por su condición religiosa, laboral, de residencia, deportiva, etc. En síntesis, se puede participar respondiendo a una encuesta o participando institucionalmente (a través de organizaciones) en la construcción de voces colectivas. Del diálogo entre estas posiciones puede surgir algo parecido al "interés general" de las nuevas generaciones. Pero hay que prever los dispositivos institucionales para que estas expresiones y estos diálogos tengan lugar.
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