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domingo,
13 de
agosto de
2006 |
Un horizonte con
viejos fantasmas
Aníbal Fucaraccio / La Capital
La derrota ante Boca complica el escenario auriazul. Todavía no sugiere límites ni decisiones apresuradas pero agrega una creciente dosis de nerviosismo y ansiedad. La parcialidad canalla mostró anoche que ya comienza a masticar bronca por un presente flaco en puntos que no imaginaba hace un par de semanas atrás. Central no encuentra un rumbo futbolístico solvente en el inicio del Apertura. Y esas vacilaciones logísticas coinciden con el arranque del ciclo de Néstor Gorosito al frente del conjunto auriazul. El poco tiempo de trabajo, la gran cantidad de cambios entre los dos partidos que ofreció el torneo y la rotación de sistemas tácticos dibujan un horizonte que atraviesa viejos fantasmas y nuevas dudas.
Es cierto que Central evidenció ayer un paso adelante con respecto a su desafortunado debut en Córdoba (0-1 con Belgrano), pero eso tampoco le alcanzó para empezar a sumar en la tabla de ambiciones.
El equipo de Pipo ofreció su corazón y dejó todo ante su gente. Y queda claro que futbolísticamente quiere encontrar su identidad. Pero la realidad impone un tablero de juego alterado, agitado y lleno de apresuramientos.
Lo que viene tampoco insinúa una chance fácil de recuperación. En las próximas dos fechas Central debe enfrentar -de visitante- a Banfield y Lanús. Allí el conjunto canalla deberá luchar con su mala racha de visitante y tendrá que aprender a pisar fuerte en rodeos ajenos. No le queda otra.
Luego, en la 5ª jornada, recibirá a Independiente, uno de los candidatos, en Arroyito. Y en la 6ª, tendrá que viajar al Nuevo Gasómetro para medirse con San Lorenzo.
El equipo auriazul tiene que reponerse como sea. Pero el panorama asoma contaminado con las necesidades que trajeron las derrotas. Gorosito tendrá que demostrar que está a la altura de las circunstancias y que puede dar un rápido golpe de timón.
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Rostros de bronca en los canallas.
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