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jueves,
27 de
julio de
2006 |
Editorial:
Necesario reordenamiento urbano
Cuando recientemente el Concejo Municipal sesionó en el distrito Sudoeste uno de los reclamos en los que insistieron los vecinos fue en la necesidad de contar con un reordenamiento integral de la ciudad a fin de determinar los nuevos usos del suelo y la instalación de los sectores industriales. Es que a medida que en esa zona de la ciudad las quintas se iban corriendo a puntos más alejados se fueron instalando fábricas y talleres en importante número. Tanto así, que es común encontrar manzanas donde hay más de media docena de grandes galpones. Con el transcurrir del tiempo en esos barrios se fueron instalando también viviendas particulares. Y sabido es lo difícil que se torna entonces la convivencia en razón de los ruidos insoportables pese a que se hayan tomado algunos recaudos y también por problemas de contaminación diversa. Quienes padecen la circunstancia de tener que vivir junto a sitios donde funcionan talleres o pequeñas industrias lo saben bien. Y son muchos los habitantes que reiteradamente exponen la problemática. Las autoridades, para calmar los ánimos, suelen convocar a comisiones para que estudien la factibilidad de modificar los usos urbanísticos de antaño. Pero lo cierto es que, finalmente, a nada se llega y todo sigue igual.
Por cierto que la solución no pasa por la erradicación y perjudicar así a quienes explotan industrias y talleres sino de establecer un reordenamiento justo y apropiado a los tiempos que corren y de cara a la realidad. Para eso se requiere la creación de un parque industrial que se destine exclusivamente a tal fin, con la expresa prohibición de que se instalen allí viviendas para evitar que la situación vuelva a repetirse.
Las promesas de reordenamiento territorial en razón de la expansión que en forma permanente experimenta la ciudad no llegan en tiempo y forma y eso altera la vida de la gente en muchos barrios, que parecen dejados de la mano de Dios. Ultimamente las comisiones de Planeamiento y de Ecología del Concejo Municipal tomaron el tema en sus manos y es de esperar que sus recomendaciones sean debidamente atendidas por quienes conducen los destinos de la ciudad. Los vecinos esperan una respuesta y la aplicación de medidas consecuentes con prontitud. La dilación que el tema ha venido padeciendo demuestra cierta insensibilidad de los poderes públicos que es menester revertir. Hay numerosos barrios que merecen dejar de ser semiindustriales para convertirse en netamente residenciales.
Atento a la magnitud del inconveniente, la respuesta a los vecinos de la ciudad no debería dilatarse porque, al fin y al cabo, se trata de vivir mejor.
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