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 jueves, 27 de julio de 2006  
Un albañil denunció que lo echaron de una empresa por ser travesti
Dijo que fue insultado y despreciado por un compañero tras haber sido visto prostituyéndose en la ruta

Claudio González/Pablo R. Procopio / La Capital

"No queremos putos en la obra". Esa fue la respuesta que Alcides Dante Waldemar Saravia, de 22 años, dijo haber recibido de parte del capataz de una obra en la que trabajaba como albañil en San Lorenzo. El joven, que por las noches es travesti, se consideró despedido y radicó una denuncia por discriminación en la Defensoría del Pueblo.

El director técnico de la empresa Dajeabe Construcciones, Luis Vivas, admitió a La Capital que el muchacho fue insultado pero minimizó la situación. "Usted sabe que en este ambiente se utiliza un lenguaje rudo y no se le puede prohibir a la gente que se manifieste como quiera", remarcó el directivo al referirse a las expresiones del empleado que reaccionó contra Saravia.

Y fue más allá: "Comprendo la actitud, es un trabajador que no usa precisamente lenguaje académico", continuó. No obstante sostuvo no estar de acuerdo con el agravio y consideró que "no se trató de un acto discriminatorio".

Saravia es, en rigor, ayudante de albañil de día y, adoptando el nombre Silvina, se prostituye por las noches. Trabajaba hasta ayer en una papelera de San Lorenzo donde había sido trasladado desde una obra en Rosario. "Estaba cumpliendo tareas en un terreno para hacer un pavimento", dijo Vivas quien se ocupó personalmente de pedirle el traslado la semana pasada.

Según el travesti, su condición sexual fue determinante para que lo obligaran a abandonar las tareas que realizaba desde hacía "más de cinco meses". Aunque el referente de la empresa negó que lo hubieran echado. "Aparte fue un compañero (oficial de albañil a cargo) que no tiene atribución para echar a nadie quien hizo referencia a su condición de homosexual", puso de manifiesto Vivas.

El acto fue denunciado como "discriminatorio" ante la Defensoría del Pueblo de San Lorenzo y la Secretaría de Trabajo de la provincia, pero también tomó intervención la Subsecretaría de Derechos Humanos de Santa Fe.

Como cualquier otro trabajador, Silvina se venía desempeñando como obrero albañil también en la construcción de un hotel en San Lorenzo y era rotado para cumplir sus funciones periódicamente. En diálogo con este diario sostuvo que nunca contó su condición de travesti entre sus compañeros, mientras trabajaba de lunes a viernes entre las 8 y las 17.

"Ella nunca faltó al trabajo y solamente se prostituía cuando al otro día no tenía que ir a la obra, durante los fines de semana, los viernes o sábados", contó a La Capital Claudia, una amiga de Saravia que lo acompañó a radicar las denuncias ante los organismos oficiales.

Consultada sobre cómo se sucedieron los hechos, la víctima recordó que el lunes, cuando se presentó a trabajar, "el capataz dijo que el dueño de la empresa no quería putos en la obra" y la habrían echado con ese argumento, sin mediar una comunicación escrita. Es que Saravia tampoco tenía regularizada su situación laboral.

"Me despidió el señor Serrano, mi capataz en la obra de la cartonera (ruta A012 y autopista a Santa Fe, frente al peaje), quien me comunicó que no podía trabajar más", aseguró.

"Juan dijo lo que pensaba", explicó Vivas en torno a la persona que agredió al travesti. Y tomó distancia de la cuestión al señalar que "desconocía la homosexualidad de este muchacho".

En tanto, a la hora de esgrimir las razones por las que el oficial de albañil lo llamó "puto", Vivas indicó que había visto al joven "en una determinada situación".

El propio Saravia trazó una hipótesis de lo que para él habría sido la causa que originó su despido. "Tengo entendido que un compañero me vio en la ruta ejerciendo la prostitución y lo divulgó entre todos. Yo nunca expuse mi condición sexual y trabajé como cualquier otro obrero. Jamás tuve problemas", explicó el travesti que nació en Roque Sáenz Peña, Chaco, aunque desde hace varios años está radicado en San Lorenzo.

Tal vez por su corta edad o por temor, se mostró tímido y, al principio reacio a contar lo sucedido. Sin embargo, sus compañeros travestis lo impulsaron a denunciar lo ocurrido. "Nosotras estamos acostumbradas a estas cosas y creemos que no deben pasar. Este fue un acto discriminatorio que no puede quedar así. Ella forma parte de una minoría sexual y la vamos a defender", comentó Claudia junto a otra amiga en la puerta de la Defensoría del Pueblo de San Lorenzo.


Deterioro de imagen
Saravia detalló que para justificar la separación de la firma, su compañero le habría dicho que "deterioraba la imagen de la empresa".

Lo cierto es que el hecho fue criticado por distintos organismos oficiales y no gubernamentales de la zona que lograron posicionar a Rosario y sus alrededores como una región reconocida por aceptar a las minorías sexuales. Es más, la ciudad se convirtió en la primera del país en contar con un paseo de la diversidad y la segunda de Latinoamérica que tiene este tipo de espacios (ver página 4).

Luego de denunciar el hecho en la Defensoría del Pueblo de San Lorenzo, en esa repartición recomendaron a Saravia que confeccionara una carta detallando lo sucedido al titular del organismo, Carlos Bermúdez. A su vez, en la Secretaría de Trabajo también le sugirieron que fuera remitido un escrito a la empresa.
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Alcides (centro) contó con la solidaridad de sus amigos travestis.

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