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 miércoles, 19 de julio de 2006  
Desaparecidos. Hora de los pedidos
Los querellantes reclaman medio siglo de cárcel para el represor Turco Julián
La fiscalía solicitó, en cambio, 24 años y medio de condena por crímenes de lesa humanidad en la dictadura

La fiscalía pidió ayer que se condene a 24 años y medio de prisión al represor de la última dictadura militar Julio Simón (alias Turco Julián) por el secuestro, torturas y desaparición de un matrimonio en 1978 y la sustracción de su beba. Por su parte, la querella redobló la solicitud de castigo: reclamó 50 años de cárcel.

La abultada diferencia entre los planteos del fiscal Raúl Perotti y de los querellantes, es decir, la familia de las víctimas y el Centro de Estudios Legales y Sociales (Cels), se debió a que el funcionario judicial tomó en cuenta la ley vigente al momento de los hechos, con pena máxima de 25 años. Pero los segundos consignaron la normativa actual, con 50 años de tope.

Tras los alegatos, el represor debió retirarse de la sala escuchando los gritos de "asesino" e "hijo de puta" que le profirieron desde el público. En las puertas de los Tribunales unos 200 manifestantes exigieron justicia junto a la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto.

El juicio pasó a cuarto intermedio hasta mañana, a las 10, cuando Simón volverá al banquillo por el secuestro (el 27 de noviembre de 1978) del matrimonio integrado por José Poblete -chileno- y Mercedes Hlaczik y la apropiación de la hija de la pareja, Claudia Victoria, de 8 meses. La niña se crió con un militar con nombre falso pero recuperó su identidad a los 22 años.

La abogada Alcira Ríos, representante de las familias Poblete y Hlaczik, sostuvo que quedó demostrado que el represor "tenía el dominio total y absoluto de lo que pasaba en El Olimpo", uno de los más emblemáticos centros clandestinos de detención. "Simón decía que era la casa de Dios y que ellos eran los dioses", agregó.

Según la abogada del Cels, Carolina Varsky, las pruebas y los testimonios reunidos acreditan que Simón "a Poblete les quitó la silla de ruedas y las piernas ortopédicas, le aplicó picana eléctrica, lo obligó a mantener relaciones homosexuales y lo hizo pelear a golpes con otro detenido, en una suerte de circo romano".
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