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miércoles,
19 de
julio de
2006 |
River tuvo una triste despedida
Passarella se equivocó en el esquema y lo pagó caro. El encuentro se suspendió por incidentes
River Plate se despidió de la Copa Libertadores de la peor forma: perdiendo lastimosamente 3-1 ante un inspirado Libertad y con su hinchada enardecida enfrentada a la policía, lo que obligó a la suspensión del partido de cuartos de final de Copa Libertadores a los 85 minutos.
Un primer tiempo de terror fue el que jugó River, especialmente en su línea defensiva, erróneamente diagramada por su entrenador Passarella con tres jugadores que nunca lograron coordinación y por el contrario cometieron errores básicos que le costaron la desventaja de dos goles.
En el primer tanto, falló Federico Domínguez, el peor jugador de la cancha, y en el segundo Eduardo Tuzzio. Pero esos no fueron todos los pesares para el deslucido River, por cuanto en la mitad de la cancha fue superado ampliamente debido a la deficitaria tarea de Domínguez, Zapata, Ahumada y Ferrari.
En cambio, fue interesante la tarea de Gonzalo Higuaín en la parte derecha del ataque, aunque su compañero Gonzalo Abán, poco y nada desequilibró.
El colmo de las ineptitudes defensivas de River se produjo apenas iniciado el complemento, cuando entre Cáceres y Tuzzio dejaron que Cristian Riveros, se les metiera en velocidad y pusiera el lapidario 3 a 0.
De poco había servido que el también errático y confundido Passarella dejara en vestuarios a Domínguez y Abán para darle chances a Farías y Augusto Fernández.
La impotencia de quedó reflejada cuando Gallardo le aplicó un descalificador planchazo al ex Boca Juniors Javier Villarreal, con quien había tenido un duelo físico y verbal aparte desde el inicio. El Muñeco fue expulsado con roja directa. De milagro, el agredido, sacado en camilla, pudo volver al ruedo un par de minutos más tarde cuando todo hacía presumir una grave lesión.
River descontó por intermedio de Farías, quien aprovechó un yerro defensivo para anotar con derechazo alto. El visitante se ponía así a dos goles de la clasificación, pero antes que esa acción aislada, ni siquiera tenía alma para aspirar siquiera a una derrota digna.
Cuando por inercia River intentaba avanzar hacia los dominios locales, una durísima pelea entre hinchas argentinos y la policía, determinó que el árbitro chileno Ruben Selman suspendiera el partido.
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