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miércoles,
19 de
julio de
2006 |
¿Qué es
ser rosarino?
Hace tiempo que tengo atragantada esta espina del ser o dejar de ser rosarino. Lo cual llevado al ámbito provincial se expresaría como el ser o dejar de ser santafesino. Nací en Rosario, provincia de Santa Fe. Por lo tanto me considero en primer lugar santafesino y en segundo lugar rosarino. Obviando el primerísimo lugar como argentino. Me crié en el barrio Parque, en avenida Francia y pasaje Las Artes (ahora Coffin). Cursé toda la primaria y parte de la secundaria en el Normal 3. Completé mi secundaria en el Cristo Rey. Recibido de bachiller me fui a la ciudad de Santa Fe a estudiar ingeniería química. En 1954 armamos con Jorge y Horaldo Campana, Juan Arancio y Héctor Peragallo la revista Vida Escolar, donde se publicaron mis primeros trabajos literarios. En 1960 fundamos en la facultad la revista Octógono. En 1966 obtuve mi primera distinción literaria, el Segundo Premio Mateo Booz en Cuento de la Asociación Santafesina de Escritores. En 1967 me trasladé con mi mujer y nuestros 3 hijos santafesinos a la provincia de Buenos Aires. En 1978 obtuve el Premio Provincial de Literatura Alcides Greca, el Rosalina F. de Peirotén y los Premios Ciudad de Santa Fe, Cuento y Poesía. En 1987 los Premios Círculo de Profesionales Argentino-Arabe de Santa Fe, Cuento y Poesía, el Premio Hugo Mandón de la Asociación Santafesina de Escritores y el Premio Selección (Cuento) del Banco Provincia de Santa Fe. Por supuesto mi actividad literaria no se ha limitado al ámbito de nuestra provincia. Sin embargo -acá viene la espina- para nuestros legisladores y para algunos funcionarios de la Secretaría de Cultura de la provincia de Santa Fe, yo no soy ni santafesino ni rosarino. La ley provincial 12.496/2005 de Reconocimiento a los Escritores Santafesinos, me excluye de sus beneficios por no estar residiendo en la provincia. Y la dirección de la revista Boga, sostenida por la Secretaría de Cultura santafesina, rechaza mi colaboración con el ambiguo comentario de "es difícil decir quién es y quién no es rosarino (sic)". Reconozco que a esta altura de las circunstancias, yo mismo ya no sé si soy o no soy santafesino y rosarino. Por lo cual les pido me ayuden a difundir esta cuestión existencial, pues me parece que sólo la opinión de mis comprovincianos y conciudadanos puede dar luz a una cuestión tan oscura. O tan oscurecida.
Gregorio Echeverría
LE 6.224.812
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