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 sábado, 08 de julio de 2006  
Violencia sexual. Fallo contra un ex cabo del ejército de 31 años denunciado por vejar a jóvenes a mano armada
Procesan a un remisero por abusar de pasajeras
Las abordaba para llevarlas, las atacaba en la zona de la costa central y les robaba. Fueron cuatro casos en enero y en cada viaje hubo más de una víctima, quienes dieron detalles de su aspecto y del auto para detenerlo

"Bueno. Quietitas que acá no las va a salvar nadie". El remisero que minutos antes había levantado a tres chicas en la zona del Monumento a la Bandera lanzó esa frase cuando imprevistamente detuvo la marcha sobre la avenida de la Costa, a la altura del Parque Sunchales. Así comenzó uno de los cuatro ataques sexuales que concretó durante dos fines de semanas consecutivos y que dirigió hacia jóvenes que salían de boliches bailables a la madrugada. El imputado obligaba a sus víctimas a practicarle sexo oral o a masturbarlo amenazándolas con un revólver. Por esa secuencia de hechos, un juez de instrucción lo procesó como presunto autor de robo calificado agravado por el uso de arma y abuso sexual.

El fallo fue dictado por el juez de instrucción Nº3, Luis María Caterina, y recayó sobre un ex cabo del Ejército Argentino, casado y con hijos, exonerado de la fuerza en el 2000, que en enero de este año, cuando ocurrieron las agresiones sexuales, trabajaba como remisero trucho para una empresa de Villa Gobernador Gálvez. El dictamen del magistrado se basó en los testimonios que brindaron las víctimas, a los que calificó como "coherentes" y "veraces". Pero también tuvo en cuenta los reconocimientos positivos que se hicieron en rueda de detenidos y las detalladas descripciones que las jóvenes hicieron tanto del automóvil donde el imputado consumaba las agresiones como del arma con la que fueron amedrentadas.

Con respecto al vehículo, en los cuatro casos los testimonios hablan del mismo modelo y marca, salvo en uno en que una de las chicas admitió que no conocía de autos. Detalles aportados por ellas, luego constatados, como la rotura de la manija levantavidrios y el abollón del farol derecho delantero también aparecen mencionados en los episodios. No obstante, la resolución judicial es preliminar y no implica que el acusado sea definitivamente culpable, sino que ya existen evidencias para imputarle esos delitos.

Lo que se pudo probar durante el período de instrucción fue que la madrugada del 15 se produjo el primer hecho. Tres chicas aguardaban, a eso de las 6, un taxi cerca de la rotonda de avenida Belgrano y Rioja cuando se acercó Ford Escort color bordó. El chofer, que exhibía un handy en una mano, les preguntó si necesitaban un remís a lo que las jóvenes le respondieron que sí.


Periplo
Así se inició un periplo hacia la casa de una de las muchachas en la calle Díaz Vélez. Dos de las chicas se ubicaron en los asientos traseros y la restante en el asiento del acompañante. Pero lo que parecía el fin de una noche de diversión terminó drásticamente. Cuando el Escort circulaba por la avenida de la Costa, cerca del Museo de Arte Contemporáneo, el chofer detuvo la marcha, esgrimió un arma de fuego y amenazó a las pasajeras. "Denme todo, calladitas y no se mueva nadie", advirtió mientras se apoderaba de billeteras y teléfonos celulares. Enseguida demostró sus verdaderas intenciones.

Según quedó demostrado, el remisero les anunció que se masturbaría y que ellas deberían mirarlo. Cuando les tocó rememorar el terrible momento en Tribunales, las chicas contaron que el hombre comenzó a tocar sus órganos sexuales sin dejar de apuntarles con el arma y que en un momento le exigió a la chica que estaba sentada a su lado que le hiciera esa misma práctica. Después, a la misma joven le ordenó que le practicara sexo oral y a las otras que se autoestimulen. Esta chica contó que el hombre eyaculó en la mano derecha de ella y que de inmediato les dijo a las tres que se bajaran inmediatamente del auto y se fueran corriendo. Enseguida se puso en fuga.

Los otros tres episodios ocurrieron el 22 de enero, es decir el fin de semana siguiente, entre las 5.30 y las 6. Tres chicas, dos de ellas hermanas, subieron al remís en la zona del Parque Alem y el abusador actuó cuando el manejaba por las inmediaciones del shopping Alto Rosario.

Al igual que en el caso anterior, el agresor primero las asaltó y después les exigió sexo oral. Lo más demencial del caso fue que esa misma madrugada abordó a otras tres muchachas más, a las que también encañonó. Abusó de una de ellas cuando circulaba por calle Junín, cerca del centro comercial.

Finalmente también "levantó" como pasajeras a otras tres muchachas, de unos 20 años, en Costanera Norte y la bajada Gallo. Al acercarse al complejo comercial, otra vez exhibía un arma de fuego y procedía a los abusos sexuales. Sólo que en este caso no llegó tan lejos. A la chica que iba a su lado llegó a manosearle las piernas y la vagina, pero la muchacha logró zafar y bajarse del auto rápidamente con sus amigas.

El sospechoso, sólo identificado como Oscar Ch., cayó detenido el 27 de enero a las 14.30. Cuando lo detuvo la policía circulaba en el mismo auto y llevaba escondido debajo del asiento un revólver calibre 22 sin numeración visible y sin ningún documento que acreditara su posesión legal. En Tribunales, negó los hechos, aunque admitió que compró ilegalmente el arma para defenderse. En su descargo dijo que sólo en un par de oportunidades recibió "favores sexuales" de parte de algunas jovencitas que no tenían dinero para pagar un viaje. El juez no parece haber dado crédito a su argumento.
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En la zona del shopping Alto Rosario se perpetró uno de los abusos sexuales.



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