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 sábado, 08 de julio de 2006  
Reflexiones
México: los jóvenes y la izquierda

Andres Oppenheimer / El Nuevo Herald (Miami)

Lo que más me sorprendió de las elecciones presidenciales mexicanas del domingo pasado no fue que los candidatos de centro-derecha y centro-izquierda terminaran virtualmente empatados, sino el hecho de que la mayoría de los jóvenes mexicanos hayan votado por el candidato de la continuidad, la globalización y las mejores relaciones con los Estados Unidos.

El voto de los jóvenes fue crucial en estas elecciones: de los 13 millones de nuevos votantes registrados, 12 millones tienen entre 18 y 23 años de edad. Las encuestas independientes muestran que la mayoría de los jóvenes votaron por el centro-derechista Felipe Calderón, quien finalmente se impuso en los comicios por un estrecho margen. Contrariamente a la idea generalizada de que los jóvenes tienden a votar por candidatos izquierdistas que quieren un cambio radical, la encuesta de salida de urnas del diario Reforma muestra que un 38 por ciento de los jóvenes de entre 18 y 29 votó por Calderón, mientras que un 34 por ciento por el candidato de izquierda Andrés Manuel López Obrador, y el resto por candidatos centristas.

Por el otro lado, la mayoría de los votantes más viejos se inclinó por el candidato izquierdista. La encuesta muestra que entre personas de 50 años de edad o más, López Obrador ganó el 37 por ciento del voto, mientras que Calderón sólo obtuvo un 34 por ciento. Otra encuesta de salida, realizada por el diario El Universal, llegó a resultados parecidos.

¿Se está moviendo a la derecha la juventud mexicana? O es que la izquierda mexicana está fuera de onda con la nueva generación de jóvenes que creció con el Tratado de Libre Comercio de 1994 con los Estados Unidos?

Calderón, de 43 años, quien finalmente será el nuevo presidente de México, es el candidato más joven de los dos. Pero la mayoría de los encuestadores dice que Calderón -un católico practicante que se viste con trajes oscuros, usa gafas y siempre ha tenido la apariencia de "joven viejo"- conquistó a muchos jóvenes con su mensaje pragmático y no idealista, más que por su edad o estilo. El eslogan de campaña de Calderón fue: "Más inversión, más empleos". En sus mitines de campaña, propuso un México más globalizado, que atraiga más inversiones, que incremente sus exportaciones y que se vuelva más competitivo en la economía mundial.

En cambio, la campaña de López Obrador se concentró en los temas tradicionales de la izquierda mexicana: los altos niveles de desigualdad social, la concentración excesiva de poder económico, la necesidad de lanzar programas masivos de lucha contra la pobreza y una política exterior basada en la "soberanía nacional y la autodeterminación" para proteger al país de una excesiva influencia de los Estados Unidos.

"La juventud vio un futuro más promisorio en la oferta de Calderón que en la oferta de López Obrador", me dijo César Ortega, presidente de la consultora Ipsos-Bimsa, que realizó la encuesta de salida de urnas del diario El Universal. "La oferta pragmática de Calderón le vino mejor a los jóvenes que el tema heroico nacionalista del siglo XIX de López Obrador", añadió.

La mayoría de los encuestadores dicen que los votos por Calderón fueron votos por la continuidad, y fueron emitidos por personas que sienten que el país esta yendo en la dirección correcta. Además de los jóvenes, los sectores que votaron mayoritariamente por Calderón fueron las mujeres, los votantes urbanos, las personas con más educación y la gente que dice estar mejor este año que el anterior.

López Obrador, en cambio, ganó -además de entre los ciudadanos de mayor edad- entre los habitantes de zonas rurales y los sectores más pobres de la sociedad. Sin embargo, más del 80 por ciento de los mexicanos ya vive en ciudades, y la economía está creciendo a más del 4 por ciento este año, tras varios años de crecimiento lento. Y en los últimos 5 años, los niveles de pobreza han bajado del 53 por ciento de la población a un 47 por ciento -una caída pequeña, pero significativa si la tendencia continua-.

No hay duda de que López Obrador -quien lideraba las encuestas antes del día de la elección que finalmente perdió- cedió terreno en la recta final. Sus ataques verbales contra el Consejo Coordinador Empresarial lo hicieron blanco fácil para Calderón, quien advirtió que un gobierno de izquierda traería la confrontación social, la huida de capitales, el cierre de fábricas y mayor desempleo. Mucha gente se asustó a la hora de votar.

Mi conclusión: pese a su derrota, la izquierda mexicana hizo una buena votación, que por primera vez le dará una segunda mayoría en el Congreso. Pero su mayor desafío será hacer lo que hizo la izquierda en Chile, España y otros países: cautivar a los jóvenes con un mensaje de modernidad y transmitir la idea de que puede ser un actor importante en un mundo globalizado.


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