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sábado,
24 de
junio de
2006 |
Maniatan y golpean salvajemente a
un anciano para robarle en la casa
Le desfiguraron la cara, le rompieron un pulmón y le aplastaron la tráquea para sacarle algo de dinero y alhajas
Ariel Etcheverry / La Capital
Un anciano de 84 años sufrió una feroz golpiza en el interior de su casa y anoche permanecía internado y al borde de la muerte. El o los agresores le ataron las manos y los pies y descargaron tal cantidad de golpes que los hematomas le desfiguraron la cara. También intentaron asfixiarlo con una corbata con la que ejercieron tanta presión que sufrió el hundimiento de la tráquea. Además, como otra consecuencia directa de la agresión, la víctima perdió un pulmón y ayer se mantenía con vida gracias a un respirador mecánico. Todo eso ocurrió para despojarlo de algo de dinero y algunas joyas y relojes de cierto valor.
"A mi papá lo masacraron. Lo único que queda por hacer es pedirle a Dios y esperar tres o cuatro días para ver cómo evoluciona", comentó escuetamente Jorge Alberto Cuatrocasas, hijo de la víctima de la salvaje agresión. Su papá, Juan Cuatrocasas es un jubilado de nacionalidad española que desde el jueves a la noche está internado en el policlínico Pami I en estado grave y con pronóstico reservado.
La investigación del hecho quedó a cargo de la seccional 13ª, en cuya jurisdicción ocurrió todo, y de la Brigada de Homicidios, con la intervención del juez de Instrucción Alfredo Ivaldi Artacho. Para los detectives existían ayer dos hipótesis probables: que Juan conociera de antes a quienes terminaron por mandarlo al hospital, ya que no había puertas ni ventanas forzadas; o bien que el anciano haya sido víctima de un cuento del tío.
Jorge y su papá viven solos en una casa de pasillo ubicada en Cochabamba 4064, una zona de clase media acomodada en lo que sería el límite norte de barrio Bella Vista. El jueves a la mañana Jorge salió a eso de las 8 para ir a trabajar y dejó a su padre solo, algo que hacía habitualmente. Seis horas después, cuando eran alrededor de las 14, Jorge regresó y se encontró con el horrible cuadro.
Juan estaba inconsciente, tirado en el piso boca abajo. Tenía las manos y los pies atados y numerosas huellas en su cuerpo que delataban una golpiza terrible. Según contó Odil, dueña de la panadería que está pegada a la casa de Juan, nadie en la cuadra se enteró de lo que había pasado hasta que se escucharon los gritos de Jorge al salir a la calle en busca de ayuda. "El patio de mi casa da con el patio de ellos. Estuve varias horas limpiando y no escuché gritos ni ruidos", sostuvo la comerciante.
Todo revuelto
La policía comprobó que tanto la puerta de calle, que se abre mediante un portero eléctrico, como las ventanas, no habían sido forzadas desde el exterior. También se estableció que dentro de la vivienda todo estaba revuelto "como cuando alguien busca afanosamente algo", describió uno de los pesquisas. Así se detectó que faltaba algo de dinero (no se precisó la cifra exacta), joyas, alhajas y un par de relojes de valor.
Para los investigadores las hipótesis, siempre con el robo como telón de fondo, son dos. "O el viejito le abrió a alguien a quien conocía y terminó siendo un enemigo, o cayó víctima de un cuento del tío y así permitió que accedan a la vivienda los asesinos", sostuvo el jefe de la seccional 13ª, Claudio Gorosito.
En cuanto a la primera de las posibilidades, la policía detuvo en esa dependencia a una mujer de unos 50 o 55 años que cuida coches en el barrio donde vive la víctima y con la cual "solía charlar". Al principio, la dama negó toda vinculación con Cuatrocasas, pero horas después terminó por reconocer que eran amigos y que lo visitaba con asiduidad. Esa relación con la víctima hizo que quedara como sospechosa. Ayer la policía realizaba allanamientos en la casa de esta mujer y en la de familiares en busca de pertenencias del anciano.
Siguiendo la segunda de las versiones, el funcionario también supuso que alguien pudo invocar el nombre de algún familiar para que la víctima activara el portero eléctrico y franqueara la puerta. "Tampoco descartamos que se hayan hecho pasar por empleados de la EPE, Telecom o Litoral Gas con el verso de que venían por algún problema", comentó el oficial.
El ataque a Cuatrocasas dejó consternados a los vecinos de la cuadra. Odil recordó que el hombre quedó viudo hace muchos años y que a pesar del paso de los años "estaba rebién". "Todas las mañanas se lo veía partir hacia el supermercado y solía tomar sol en la vereda de enfrente" de su casa, recordó la mujer.
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Fotos
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Jorge Cuatrocasas junto a los investigadores en la casa donde atacaron a su padre.
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