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sábado,
24 de
junio de
2006 |
El Monumento, otra vez epicentro de los festejos
Rosario.- Como cada acontecimiento trascendente a nivel local o nacional, los rosarinos llegaron rápidamente al Monumento a la Bandera para festejar el triunfo de la selección Argentina y su pase a cuartos de final.
Apenas terminó el partido, el grito de desahogo llegó desde los bares céntricos, donde cientos de personas vestidas de celeste y blanco celebraron hasta la afonía el gol de Maxi Rodríguez y sufrieron hasta el final.
En cinco minutos la peatonal Córdoba estaba casi vacía otra vez. Un vendedor ambulante con banderas y bocinas festejaba como un hincha más, y un grupo de chicos se acordaba del clásico rival argentino: “Brasilero, brasilero, que amargado se te ve…”.
Pero quince minutos después del pitazo final, las calles estaban invadidas de orgullo celeste y blanco. Cientos de personas, en su gran mayoría adolescentes, se dirigieron al Monumento a dar rienda suelta al festejo. Chicas con globos, nenes con gorros, banderas, vinchas, un buzo con los colores de la bandera argentina; todo sirvió para alentar al equipo de José Pekerman. Los más grandes prefirieron festejar en casa, pero desde los autos hicieron sonar sus bocinas y todas eran sonrisas.
En el Obelisco, en el centro marplatense, en las plazas de todo el interior del país y en cualquier balcón, por un rato todos fueron del mismo equipo, se olvidaron de los problemas y pintaron una imagen como la que se vio en el Monumento a la Bandera.
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