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sábado,
24 de
junio de
2006 |
Opinión: A ganar con autoridad
Jorge Salum / La Capital
A México hay que ganarle con autoridad. Si la Argentina quiere estar en la final no se puede permitir la licencia de vencer a la selección de Lavolpe con sufrimiento, como le pasó contra Costa de Marfil, ni dejar una imagen algo superior a su rival pero no ratificarlo con goles, como le ocurrió ante Holanda. Si la aspiración es llegar al 9 de julio, debe jugar como ante Serbia y Montenegro, aunque no haga tantos goles. Sería la mejor manera de ratificar el respeto global que se ganó después de su exhibición en Gelsenkirchen y crearía un clima ideal para afrontar luego un hipotético clásico contra Alemania.
México no debería ser una complicación porque llegó a octavos con poco aliento y sin ningún aspecto del juego que infunda gran respeto. Y menos contra esta Argentina, que curó los traumas de la eliminación en primera ronda en Corea-Japón con un nivel que le devolvió chapa de potencia.
Sólo falta que Riquelme se parezca al que llevó de la mano a Villarreal a las semifinales de la Champions, que se olvide tres o cuatro veces por partido de hacer la pausa y cambie el ritmo, y que sus pases vayan hacia adelante y no hacia los laterales o hacia atrás. A nivel colectivo no falta casi nada, salvo corregir cierta tendencia a retroceder demasiado durante algunos pasajes del partido para cederle la pelota al equipo rival. Si así ocurre, México no tiene con qué detener al avance de esta selección a los cuartos de final de la Copa del Mundo.
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