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 sábado, 24 de junio de 2006  
Sin margen de error
Los jugadores confían pero saben que no pueden equivocarse

Los integrantes del seleccionado argentino están viviendo un sueño y quieren que siga de esa manera. En esta etapa del Mundial no hay margen para el error: todos saben que deben estar más atentos que nunca para poder cumplir con sus anhelos.

  “Seguramente hay ansiedad, nos cuesta dormir antes y después de los partidos, pero igual estamos tranquilos, sabiendo que si hacemos bien las cosas tenemos muchas chances de ganar”, explicó Carlos Tevez.

  Es probable que anoche en la ciudad de Leipzig, en las habitaciones donde durmieron los jugadores argentinos, las luces se hayan apagado entrada la madrugada.

  Porque acá no hay favoritismo que valga, son noventa minutos, más el alargue de ser necesario y los penales, para ver cuál sigue en Alemania y cuál se vuelve a casa.

  Se nota que el grupo de jugadores está bien, que tienen todos la cabeza en el partido de hoy ante México. “En este tipo de partidos no cuenta la historia, cómo llega uno o el otro. Son encuentros definitorios y el que esté mejor será el que gane”, indicó Maximiliano Rodríguez.

  “Es importante que los rivales nos respeten, porque, de lo contrario, todos nos querrían llevar por delante”, agregó el volante de Atlético de Madrid.

  Una de las claves del partido pasará por quién maneje la pelota. “Lo ideal sería que podamos administrar el balón como lo hicimos ante Serbia y Montenegro, pero no siempre se puede, hay que tener en cuenta que el rival también juega”, apuntó el arquero Roberto Abbondanzieri.

  A diferencia del equipo de Marcelo Bielsa, este seleccionado por momentos se refugia un poco más atrás y recupera la pelota más cerca de su arco. “Es cierto que este equipo recupera un poco más atrás la pelota, pero es una cuestión de juego, porque tiene las mismas intenciones de atacar que los otros seleccionados que integré”, manifestó Roberto Ayala.

  “Ahora es a todo o nada”, dijo Ayala y tiene razón. Hoy empieza otro Mundial, en el que las excusas de una derrota no le sirven a nadie.


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