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sábado,
24 de
junio de
2006 |
A veces, marcar la cancha no define el partido
El intendente Miguel Lifschitz hizo una jugada magistral el pasado fin de semana. Cuando la presión sindical copaba los despachos del Palacio de los Leones, viajó a Jesús María (Córdoba) para pedir "mayor equidad en la distribución de los subsidios" y "ponerle un techo a la carrera salarial que emprendió la UTA fuera de todo parámetro de racionalidad", según dijo.
Lifschitz, juntó las cabezas de sus pares del interior del país para exigir la federalización de los recursos que provienen del Sistau y que todos los vehículos tributan con una alícuota a los combustibles.
La reacción del intendente rosarino en solicitar la intervención del gobierno nacional fue la contracara al decreto que el propio presidente Néstor Kirchner firmó para aumentar unos 400 millones de pesos los subsidios para los colectivos de Capital Federal.
El intendente marcó la cancha, primereó. Pero aún el partido sigue con final abierto.
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