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sábado,
24 de
junio de
2006 |
Esperas por una cama
"Las camas siempre aparecen", tranquilizó el jefe de guardia de pediatría del Hospital Roque Sáenz Peña, José Musumeci, cuando La Capital preguntó por qué dos niñitos con cuadros que un profesional del efector caracterizó de serios, aún no habían sido internados y esperaban con sus madres en una improvisada salita que se bautizó "Casita Bor" (Bronquitis Obstructiva Resividante). "Aquí sostenemos la internación abreviada", explicó el profesional antes de añadir que esa es una forma de actuar ante casos de broncoespasmos, donde con oxígeno y corticoides, el 80 por ciento de los chicos, al cabo de dos horas y media, mejora y se puede seguir con ellos el tratamiento ambulatorio.
El problema es cuando los chicos no mejoran en esa internación abreviada. Allí es necesario internarlos en el propio hospital o donde haya cama. Y los casos de Julián, de 5 meses y Román, de 11, respondían a ese panorama. La mamá de Julián, Teresita, había llegado anteayer a las 3 de la madrugada con su chiquito quien, según dijo, "apenas podía respirar". Y anteayer, por la tarde, aún no se había podido conseguir una cama donde internarlo, algo que era "necesario" al decir del titular de la guardia, Carlos Sanmarti.
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