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sábado,
17 de
junio de
2006 |
Después de la exhibición, el otro mundial
Argentina deberá convivir con el mote de favorita
Alejandro Cachari / Ovación Mundial
Comenzó una lucha titánica entre el favorito y el equipo que recibió una inyección anímica cercana a una sobredosis de autoestima. Argentina goleó sin piedad a Serbia y Montenegro por 6 a 0 e inmediatamente se transformó en uno de los dos o tres candidatos más seguros a quedarse con la corona. Así quedó expuesto en todos los medios del mundo apenas el italiano Roberto Rosetti pitó el final. Ahora comenzará la dura tarea de José Pekerman para codificar las emociones. De aquí a los octavos de final —en el medio estará el partido con Holanda— lo futbolístico deberá dejarle paso a lo anímico. La mente de los futbolistas quedó pletórica de sensaciones positivas. Y la presión complementará un cuadro hasta ahora desconocido.
Sin analizar el partido, que por otra parte no dejó demasiadas opciones para confrontar, la selección deberá convivir con la estrella o la cruz que llevan los candidatos.
Ahora sí podrá comprobarse cuáles son las verdaderas chances de un equipo que ofreció una pieza de museo y con ella se llevó puesta la chapa de gran animador.
Ser candidato no es fácil. Parreira, el DT brasileño, se saca de encima el mote cada vez que puede. Klinsmann ni siquiera lo menciona, aunque no deja de reconocer las obligaciones de la historia y la localía alemanas. Los italianos se autopostularon, pero este es un caso inverso al de Argentina: necesitan convencerse de que su juego es sólido. A España también lo agarró la maraña del éxito. Ese será el rival más difícil que deberá enfrentar el equipo de Luis Aragonés.
Probablemente resulte casi una estupidez argumentar que hubiera sido preferible un resultado más modesto, menos ruidoso. Pero hubiera sido más recomendable.
Que Argentina le gane a Serbia y Montenegro no es ninguna sorpresa, que le haga seis goles a la selección europea que apenas fue una vez a buscar la pelota adentro de su arco en las eliminatorias llama muchísimo la atención. Es imposible disimularlo.
El resultado de ayer es capaz de ensombrecer hasta el notorio favoritismo que existe por los brasileños. Los jugadores empezarán a escuchar sistemáticamente la palabra “favoritos”. La prensa pondrá su porcentaje triunfalista y la gente hará el resto en las canchas. Por si hace falta, en internet aparecerán más consideraciones al respecto. Hasta la tendencia de las apuestas se modificará.
Ahora es el grupo y la euforia. La selección y una victoria histórica porque es la máxima junto al 6-0 sobre Perú del 78. Argentina y su poderío ofensivo. El regreso de la gran potencia a su correspondiente sitial de privilegio.
¿Serán capaces de capitalizarlo? ¿O quedarán presos de la irresistible presión que suele generar el favoritismo? El cuerpo técnico tiene la palabra. Es a cara o cruz. Significa todo o nada. El oro o el barro.
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