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 sábado, 17 de junio de 2006  
Más allá de las paredes del aula. Los docentes aseguran que las noticias facilitan los aprendizajes de los alumnos adultos
La experiencia de aprender a leer con el diario
Los Centros de Alfabetización para Adultos de Villa Gobernador Gálvez utilizan el periódico como herramienta para enseñar lengua, matemática y ciencias

Micaela Pereyra

"Cuando yo era chica mi papá no me mandó a la escuela. Ahora tengo la vida libre, mi marido no me va a decir no vayas, entonces vine y me decidí a aprender a leer y escribir", sentencia con sencillez Isidora Arguello, de 63 años, que diariamente concurre a uno de los diez centros de alfabetización para adultos que funcionan en Villa Gobernador Gálvez. En estos centros las docentes llevan adelante una propuesta innovadora, utilizando el diario como herramienta principal para enseñar.

"El diario es nuestro libro de lectura, seleccionamos las noticias que están relacionadas con la currícula y las utilizamos como motivación para dar los contenidos", señala Viviana Allegri, educadora de adultos del Centro Nº 129, que funciona en el Rotary Club de Villa Gobernador Gálvez.

Para el trabajo con los adultos, el diario se presenta como un elemento fundamental porque les permite trabajar conectados con la realidad, genera interés porque pueden vincular el aprendizaje con el entorno cotidiano, y acceden a contextos y realidades más allá de las paredes del aula, generando así líneas de reflexión acerca de lo que pasa en sus lugares y en el mundo.

"Cuando fue el tema de las papeleras trabajamos el medio ambiente, la contaminación, los recursos naturales. Cuando sale algo de salud, de la obesidad, trabajamos con la alimentación, con la vida saludable y los alimentos sanos. Lo bueno es buscar en las noticias aquello que pueda transformarse en contenido", explica Viviana.

En matemática trabajan con números reales, aprovechan los gráficos de barras, los porcentajes y las estadísticas que usualmente aparecen con las noticias para resolver situaciones problemáticas. Antonia tiene 35 años y es alumna del Centro Nº 125 La Rivera que está emplazado sobre la costa del río Paraná, muestra un ejercicio y comenta: "Hacemos problemas con los precios, así uno sabe cómo elegir después, entonces sabés lo que sale una cosa cuando vas a comprar y también cuando te están engañando".

Los estudiantes relatan otros trabajos realizados con noticias sobre el glaciar Perito Moreno, dónde esta situado, por qué se producen desprendimientos, "aprendimos cómo es el hielo", resume María Teresa de 50 años. En el mismo sentido recuerdan otra de las imponentes maravillas de la geografía de nuestro país: "Ahora hay problemas con las cataratas del Iguazú, no hay agua porque no llueve y tienen cerradas las compuertas de las represas". Y aprovechan para trabajar los ciclos del agua y las intervenciones del hombre sobre la naturaleza.

A Isidora le gusta leer las noticias de policiales, "también sobre la gente que está necesitada, los tobas, los que viven en Alberdi, sigo la historia de ellos por el diario". Y ahora está atenta a las crónicas sobre el Mundial de fútbol. "Antes, todo esto no me importaba pero ahora puedo leer y entender con la ayuda de la maestra que me explica las palabras que no sé qué significan, y además participo de las conversaciones", agrega.

Apropiarse de la información, reflexionar críticamente, construir desde el conocimiento una imagen subjetiva del mundo, diseñar sus propios mensajes y aprender a expresar su propia voz, son algunas de las habilidades que permite desarrollar el trabajo con el diario en el aula.

"El gran desafío es no perder de vista los contenidos básicos utilizando el diario para trabajarlos y fundamentalmente nuestro objetivo también es recrear la cultura del trabajo, insistimos mucho en esto, nos parece imprescindible generar y fortalecer las normas organizativas de la comunidad", destaca Graciela Ramírez, docente del Centro Nº125.

Una de las tareas de esta docente en su centro es la de realizar actividades sobre las demandas laborales que aparecen en los clasificados, analizar la situación laboral de la zona, seguir las variaciones del ámbito laboral a través del diario en íntima relación con lo que viven cotidianamente.

Un día por semana todos los alumnos realizan una capacitación laboral a cargo de profesores de especialidades, generando así la posibilidad de una salida laboral. Pueden iniciarse en plomería, manualidades y en el Centro Nº 125 también enseñan cerámica toba. Lo importante es trabajar en fortalecer sus habilidades, que puedan apreciar sus saberes y, al mismo tiempo, valorar la nueva dimensión que implica la posibilidad de conocer y comprender a través de la lectura y la escritura.


Los Paeba
Los diez centros que pertenecen al Programa de Alfabetización de Educación Básica para Adultos (Paeba), todos reunidos en el núcleo 1.023, son el 105, 125, 128, 129, 133, 134, 136, 258, 303 y 330. Cada uno tiene aproximadamente 25 alumnos y cumplen con el mismo ciclo y calendario que el ministerio dispone para la EGB. Aunque en oportunidades la continuidad estuvo amenazada, funcionan desde 1990 sin interrupciones y el año pasado las docentes titularizaron en sus cargos. Trabajan por la tarde durante tres horas de reloj con los alumnos y disponen de una hora más para atender a los que faltan o se atrasan y realizar visitas domiciliarias.

A diferencia de otros niveles, para los adultos la inscripción está abierta todo el año. En el momento de la entrevista dos jóvenes se acercan a inscribirse: "El ingreso es flexible, los recibimos porque el adulto es una persona a la que le cuesta mucho tomar la decisión de concurrir a educarse y cuando lo hace no se le puede decir que no", explica la educadora del Centro Nº 129.

Algunos también se acercan a los centros de alfabetización para adultos porque para los que cobran planes del gobierno, alfabetizarse implica una contraprestación horaria. De todas maneras, los docentes aseguran que con el tiempo, aunque dejen de percibir el plan, igual se quedan. "Tenemos casos de personas que por alguna razón perdieron el beneficio del plan e igual decidieron seguir asistiendo porque se sienten cómodos, albergados y esto para nosotros es muy importante", indica Viviana Allegri.

Como en casi todos los niveles de la educación, son más las mujeres que los varones, aunque en este caso los hombres tienen menos tiempo por cuestiones laborales y también más timidez. Sin embargo, a los 50 años Luis se animó: "Yo vine acá porque quiero estudiar, sólo hice primer grado y me anoté acá para saber más, ahora puedo leer el diario, es tan lindo saber lo que pasa".


Entusiasmo y esfuerzo
Antonia está muy entusiasmada con sus estudios, dice que no le cuesta concurrir a clases y que le encanta conocer porque "puedo ayudar a los chicos con las tareas, tengo seis hijos y si ellos me preguntan yo ahora les puedo responder, los puedo ayudar porque estoy informada, entonces quiero saber cada vez más".

Leonor tiene 66 años y empezó hace poquito: "Para mí es la cosa más linda aprender a escribir algo, ya que cuando era chica nunca pude ir a la escuela y de grande me daba vergüenza, hasta que me decidí a aprender, y ahora tengo ganas de seguir estudiando".

Y enseguida comenta: "Trabajo en Rosario en una casa de familia y la señora me deja salir más temprano para poder llegar a horario, mis nietas están contentísimas". Leonor destaca que compartir con sus compañeros hace más entretenido el aprendizaje, "el grupo es muy lindo y la maestra muy buena", resalta.

Los adultos se aquerencian con la docente, establecen un vínculo afectivo determinante para el éxito del aprendizaje, no quieren reemplazantes. "Si no viene la señorita no venimos más", dice a los gritos Antonia.

Los alumnos perciben el entusiasmo y también el esfuerzo que las docentes realizan para que ellos sigan asistiendo a clases y tengan los recursos necesarios. Ellas compran material, reclaman útiles al ministerio y lo consiguen, y además acordaron con el diario local "Desarrollo Zonal" la entrega quincenal de 200 ejemplares para los diez centros de alfabetización.

Pero, también establecieron un circuito de organización entre ellas para concurrir los martes a Rosario a retirar los ejemplares de LaCapital que entrega el Programa "El diario en el aula". Cada semana se acerca una de las diez docentes, "hacemos una vaquita para pagar el remis y traer los diarios, luego los distribuimos acá", relata Viviana que destaca que si bien las dificultades son muchas tanto en lo económico como en lo social, "la fortaleza principal del adulto es el inmenso interés por aprender, la motivación que tienen por conocer".

Sobre el final del encuentro, Blanca de 63 años se animó y habló: "Mis nietos se ríen divertidos porque la abuela va a la escuela pero es que a mí cuando era chica ni se acordaron de mandarme a la escuela, vivíamos en el campo y trabajábamos todo el día. Me costó venir, pero estoy feliz porque estoy aprendiendo, que más puedo pedir, no digo que voy a terminar séptimo porque es difícil, pero por lo menos para desenvolverme, entender y entretenerme con mis compañeras voy a seguir viniendo".
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Adultos y maestros definen al diario como un libro de lectura en donde aprenden a leer, a sumar y a poner en debate temas de la realidad cotidiana.

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