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domingo,
11 de
junio de
2006 |
La historia de Griselda
La situación de la que fue víctima Jésica Zurita la tarde del viernes en Balcarce al 3400 guarda similitudes con la que le tocó vivir hace unos 70 días a Griselda Di Giácomo en barrio Ludueña. Aquel hecho levantó las airadas protestas de los vecinos que reclamaron con marchas y cortes de calles y vías un mayor accionar policial y mejores medidas de seguridad.
Ocurrió el 31 de marzo pasado en Humberto 1º al 1700. Griselda ayudaba a su hermana en la atención de una pollería cuando con las primeras sombras de la noche, en la cuadra se escuchó un griterío. Entonces, la joven salió del comercio y corrió hacia la esquina para ver qué ocurría. Apenas llegó, fue atravesada por un balazo en el pecho que la hizo trastabillar y caer al piso.
A la vuelta de la esquina, tres ladrones habían intentado asaltar a una pareja. Como el hecho fue resistido por los vecinos, los maleantes abrieron fuego para cubrir su rápida fuga. Griselda debió ser internada durante varios días y, aunque se recuperó físicamente, su estado de ánimo nunca volvió a ser el mejor.
Tras el el suceso, lo que más atormentó a Griselda es que el agresor, según dijo, desfilaba con impunidad por la barriada a los pocos días del ataque. Y lo hacía empuñando un arma de fuego. Por el episodio, la policía detuvo más tarde a dos jóvenes: un pibe de 14 años y otro de 20, pero ninguno de ellos habría sido el que disparó la bala que hirió a la joven mujer.
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