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sábado,
03 de
junio de
2006 |
Urnas electrónicas ahorran el 40% del costo de una elección
Buenos Aires.- El uso del voto electrónico permite al Estado ahorrar 40 por ciento frente al costo de una elección tradicional con boletas y sobres de papel, aseguró hoy un funcionario bonaerense.
La estimación corresponde al secretario ejecutivo del programa de voto electrónico de la provincia de Buenos Aires, Carlos Hebrón, quien este año supervisó la aplicación de este sistema en la elección de un delegado municipal en Batán.
Allí se emplearon los equipos provistos por una empresa estadounidense socia de la argentina Transistemas.
En este caso, la elección del sistema corrió por cuenta de la Junta Electoral, aclaró Hebrón, tras explicar que la secretaría establece quiénes son los proveedores que cumplen los requisitos, y por el momento tiene ocho proveedores registrados.
Para Batán se presentaron la española Indra, que participó en experiencias realizadas en 2004 y 2005; Alpha, Magic Software y Smartmatic, que resultó elegida.
Desde el plano político, el voto electrónico genera no sólo rapidez en el resultado -en Batán fueron 35 minutos- sino que su ductilidad permite reducir a cuatro días la distancia entre la aprobación de los candidatos por la Junta Electoral y la votación.
“Así se posibilita la realización de muchas y variadas consultas populares, de modo que los ciudadanos ejerzan una democracia más directa y un mayor control sobre los gobernantes”, apuntó Hebrón.
Los ahorros no sólo pasan por el tiempo de implementación sino por la eliminación del papel y con ello de los costos de envíos de boletas.
La provincia de Buenos Aires ya tiene su propia ley de voto electrónico, pero hasta ahora la superposición de las eleciones provinciales con las nacionales impidió la utilización de este sistema para elegir gobernador.
La Secretaría tiene dentro de sus funciones el dictado de cursos de capacitación, que se realizan hasta cinco días antes del día del sufragio, a fin de despejar las dudas tanto de los electores como de fiscales e integrantes de la Junta Electoral.
Enfrentarse a una urna electrónica genera “el mismo temor que antes teníamos ante un cajero automático. La gente entra con temor y sale con la satisfacción de haber logrado usar la máquina sin inconvenientes”, comentó Hebron.
Como en cualquier votación, en primer lugar el presidente de la mesa verifica la identidad del votante, quien luego ingresa en el cuarto oscuro, que ahora puede ser simplemente detrás de un biombo, con la suficiente intimidad como para que nadie vea qué tiene el ciudadano en la pantalla.
En esa pantalla de la urna figura una plantilla con la totalidad de las listas, incluida la opción del voto en blanco.
El votante selecciona a su candidato con sólo tocar la pantalla, entonces el sistema amplía la opción seleccionada para que el votante confirme o dé marcha atrás en su voto.
La operación no termina allí. El sistema vuelve a exponer la lista votada y pide al ciudadano que confirme o corrija. En el primer caso la opción el voto habrá sido emitido, si prefiere corregir se reiniciará el proceso.
Una vez emitido el voto electrónico, la urna emite un comprobante de votación, que debe ser doblado a la mitad e introducido en la urna de cartón tradicional para el chequeo posterior. (Télam)
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