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 sábado, 03 de junio de 2006  
El PS bloqueó la chance para que Héctor Polino se incorpore al gobierno
El socialismo le dijo "no" a Kirchner
El partido liderado por Giustiniani se plantó ante el intento de cooptación. Binner no posó para la foto

Rodolfo Montes / La Capital

Rubén Giustiniani leyó la declaración donde el PS anunciaba su previsible "no" a la propuesta oficialista. Héctor Polino lo acompañó en la foto, parecía convencido. Y agregó: "En la democracia valen los partidos políticos y no los gestos personales". A unos 10 metros, en la misma sala, pero fuera de la foto, Hermes Binner terminaba de saborear algunos bocaditos del almuerzo-merienda.

Eran las 6 de la tarde. "No se puso para la foto" (junto a Giustiniani y a Polino), le advirtió un periodista. "No era necesario, estaba el presidente del partido, él nos representa a todos", contestó Binner.

La fumata en el Bauen de Buenos Aires llevó unas cinco horas. Hubo asistencia perfecta. Todo el comité ejecutivo nacional del partido, cuatro diputados nacionales y el personaje de la tarde, Polino, debatieron cómo salir airosos del problema que les planteo Néstor Kirchner: una oferta para ocupar la Secretaría de Medio Ambiente de la Nación.

La discusión de ayer debía resolver un detalle no pequeño: cómo decir no y por qué. El juego de equilibrios se resolvió en tres párrafos donde el PS se autodefine como partido "de oposición constructiva, respetuosa y responsable que seguirá apoyando las medidas del gobierno nacional que beneficien a los sectores populares y planteando la agenda pendiente: el cambio de modelo económico y social".

Como se ve, el socialismo reconoce una zona progresista en la administración K y al mismo tiempo propone mayor profundización en la distribución de la riqueza. La declaración tuvo sí, una novedad: propició la "independencia del oficialismo y de cualquier alianza de derecha". Parece una obviedad, innecesaria. Sin embargo, los cruces verbales (hace pocas horas) entre Roberto Lavagna y el gobierno, y la posterior operación que montó Raúl Alfonsín, propiciando un frente bajo la candidatura del ex ministro de Economía, en un principio había sonado como música de violines en los oídos de algunos referentes del PS. El sorprendente entusiasmo se agotó al ver, en el día de ayer, las adhesiones que conseguía Lavagna, y las fotos con que ilustraba su nuevo momento político.

El PS trató de ser amable en la negativa al oficialismo y propuso un diálogo institucional entre las organizaciones políticas, sociales y económicas, para delinear un nuevo modelo. Y negó cualquier intencionalidad política dañina de parte de Néstor Kirchner, al ofrecer el convite. "Es un modo de proponer un proyecto político válido", dijo Binner, respecto de la calidad ética de la propuesta rechazada.

Sin embargo, en los sectores del fundamentalismo antikirchnerista, que germinan en el PS, no son pocos los que creen que se trató de una operación de la Rosada para romper al centenario partido. "Si empezamos con un cargo, después viene otro, y después viene otro. Cuando quisiste acordar te chuparon el partido", le dijo a La Capital un dirigente con 30 años militancia sobre sus espaldas.

El PS sorteó con buenos modales una jugada complicada que le propuso el oficialismo. Pero la lista de preguntas sin respuestas sigue abierta. La primera y más difícil será cómo resolver la candidatura presidencial de 2007.
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Los socialistas se reunieron en un hotel porteño.

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